Dulce despertar
Es temprano, muy temprano,
y sigues ahi, boca abajo.
Tendida sobre la cama
en la qué pecamos hace unas horas.
Con la inocencia en tu rostro
y las sábanas ocultando tus nalgas.
Es hora de empezar el ritual
para no romper la magia.
Descontrolado y desbocado.
Con los labios llenos de babas.
Los dedos serpentean libres
enredándose a las sábanas.
Los instintos aparecen
fundidos a la lengua de plata
recorriendo la entrepierna
sin esperar a la parada.
Es temprano, muy temprano
y sigues ahí, destemplada,
con las piernas entreabiertas
por culpa de mi entrega.
Con la batalla ya perdida
y mi lengua en la retaguardia:
Sin vencedores ni vencidos.
He terminado por despertarla.