RELATO Y POEMARIO
RELATO:
AMURALLADA ENTRE TUS OJOS
En la pálida noche
sentada en su habitación llena de libros y recuerdos se acaricia su arrugada
piel y no se atreve a mirarse al espejo. Prefiere pensarse a sí misma cuando de
joven con su cabello negro, largo y brillante era como las serpientes de medusa
que salían de su cerebro roto, sufriente.
Pensaba en él y no
podía dejar de sentir lo que siempre sentía cuando lo recordaba: rabia y dolor.
Después de tanto tiempo cerró los ojos y lo imaginó como le hubiese gustado
verlo años atrás, cuando la dejó esperando en el aeropuerto. Había practicado
todo minuciosamente para el día de su llegada. Reservó el mejor hotel, al lado
del mar, como él quería y se lo había pedido. Lo observaría bajarse del avión y
buscarla entre la gente, mirarla, caminar hacia ella y escucharla decir:
-Bienvenido. Te atrapé
y no te soltaré jamás-. Y ese día se fundirían en un abrazo eterno, un abrazo
para siempre.
Nunca el Uno conoció
al Otro, eran dos almas solitarias y errantes que tuvieron miedo de acercarse y
explotar causando un caos apocalíptico que creara polvos interestelares de vida
nueva, vida buena ante la vida muerte.
Él ya murió, le
doblaba en edad cuando supo de su existencia, ella tan sólo 30 y él 50 años.
Furiosa contemplando el azul de la noche, esta noche su canción lo trajo a sus pensamientos, odiosamente la
tarareó hasta que terminó de sonar en el cuarto
de al lado, esa canción de Joan Manuel Serrat, con la que él le dijo
a qué sabía su nombre.
Tu nombre me sabe a
hierba
Porque te quiero a ti
Porque te quiero
Cerré mi puerta una
mañana
Y eché a andar
Porque te quiero a ti
Porque te quiero
Dejé los montes
Y me vine al mar
Tu nombre me sabe a
hierba
De la que nace en el
valle
A golpes de sol y de
agua
Tu nombre me lleva
atado
En un pliegue de tu
talle
Y en el bies de tu
enagua
Porque te quiero a ti
Porque te quiero
Aunque estás lejos
Yo te siento a flor de
piel
Agarrando un
cigarrillo, lo encendió, empezó a fumar, tosió un poco y con su alma doliente,
solitaria, su figura diminuta y
orgullosa pensó que algún día debía llegar al alba sin sentirse incompleta.
Apagó su cigarrillo y empezó a escribirle a su ausencia, pensando en lo feliz
que habría sido si ese día ella no se hubiese quedado de pie, agonizando,
cuando vio que todos bajaron del avión, menos él “He de liberarme de ti con la muerte, pero no
con tu muerte, que ya se dio y aún sigues amurallándome entre tus ojos, sino
con la mía. Yo que te esperé y te pedí al cielo y te deseé tanto, a mi Ángel,
¡Y Ángel te llamabas! A unos ojos brillantes y unos brazos como alas donde
refugiarme del sol y de la lluvia, del mundo y de mí. Yo que te esperé
imaginando que jamás llegarías. Pero llegaste con tu sonrisa malévola y mis muros
se cayeron y no quiero sentir. Ni placer, ni ansias, ni deseos de pensarte y
pensarte sin pena ni gloria. Mientras tú con lujuria y sin placer te entregas a
todas, porque no disfrutas sin mí, dices, aunque nunca me has tenido y toda tu
vida te entregaste a todas menos a mí. Pero llegaste. Me miraste. Y huiste.
¿Fue lo mejor? Tal vez sí, tal vez eras malo y este sufrimiento se irá, morirá
como muere todo”.
Esa noche fría
Alejandra esperó sentada al borde de la cama que la muerte llegara, que las
horas pasaran y no amaneciera, cerró sus
ojos y se quedó dormida esperando…
POEMARIO TITULADO: EN TI ME PIERDO
I
Ojos abismales: Los de él
Cabellos negros con brillo celestial
Grito desgarrador
Vida y Muerte
Muerte y Vida
Pureza
Belleza
Amor
Sólo Él
Señor mío
Cómo vas a salvarme
Si yo no quiero
Quiero descender a tu sepulcro
Y mirarte eternamente
II
Pensar en ti es como tener mil cobras Venenosas mordiendo todo mi cuerpo
Y sentir cómo corre el veneno
Dolorosamente
Y agonizar
Pero no morir
¿Puede el infierno ser peor?
III
Qué tal si vienes a calmar mis dolores
Qué tal si me sorprendes en mi puerta
Qué tal si me amas ayer, hoy y siempre
Qué tal si te conviertes en carne y hueso
Qué tal si llegas a existir aquí en mi mundo real
Y si no pasas el umbral
Y si no encuentras cómo saltar
Y si mi abismo te asusta
Mejor dejémoslo en el qué tal
De lo no hecho verbo conjugado
IV
Nosotros somos los abandonados
Los que se perdieron por no saber a dónde iban
Los errantes
Nosotros somos los que amamos
Sin que nos amen
Los que sufrimos por lo esperado
Por lo que no llega
V
Alma mía
Mis ojos quieren que estés frente a ellos
Mis manos quieren acariciar tu bello rostro
Mi lengua desea enredarse con la tuya
Y anhelo que mi boca se deleite pegada en tu sexo
Quiero volver a tu cuerpo
Que es mi felicidad
Autora: Cindy Santiz Gamarra. Santiago Apóstol. Colombia