Mi pasatiempo.
Me creen loco. Existen sentimientos particulares, alguna parafilia mental. Encontrar un abismo, asomarte con medio cuerpo abajo y desencender. Pero de mi, han dicho que soy nefasto.
Estoy en una discusión, causo molestia y enfado a alguién más. Subo un nivel más al ambiente, que la tensión domine sobre las razones y ante aquello, permanecer apático para la consecuencia; por el contrario disfrutas escuchar y entender los signos prófundos del alma de un prójimo, con la pasión y la intención más honesta que jamás se dice con la máscara de la sonrisa. Todo para saciar el interés humano.
Entras al cerebro de otra persona, ves y comprendes lo que el otro piensa, pues al provocar con un propósito, calculas tu objetivo, entonces es allí, donde la belleza de la existencia de otro, se justifica. Tú, satisfecho de agregar una ola más al mar del colectivo inconciente, donde almenos en esa parte, en el dolor o la fustración, somos iguales. Descubres que otros sufren y lo mejor, haces que sufran, para entenderse, para conocerce, para sentir su existir en este plano; pisen el suelo de la realidad y crecer como ejemplo para otros.
Peor cuando percibes que hace falta algo ahí, aquí, donde te incomode lo suficiente para bajar el autestima, al grado de atrofiar el cerebro con tontos pensamientos sin fin, sin escuhar respuestas, con las ganas en la garganta. Ese, es mi pasatiempo, mi secreto. Quisiera al fin, en la ironía, ser con todos.