Ahí estás tú.
Confundida me abro paso entre la niebla. Estos edificios me vieron crecer. Las mesas que hoy sostienen tazas de café, un día me sostuvieron a mí y a mis amigas mientras jugábamos al escondite. Han pasado
demasiadas Lunas desde entonces.
Las calles que hoy se caen a pedazos, ayer eran el cobijo perfecto cada cumpleaños.
Las rocas se están tambaleano, el centro está precioso. Sonrío. Al menos algo sigue ahí.
No quiero irme de aquí.
La vida pasa, deprisa. Muy deprisa. Un día echaré la vista atrás y este momento me parecerá muy lejano.
Quizá sea el recuerdo de otra persona.
Sigo caminando. Hace frío. Mis manos están a punto de convertirse en hielo.
Frío.
Frío.
Mucho frío.
Pienso en ti, y el frío desaparece.
No quiero que te vayas.
Busco en mi mochila, tengo algo para ti. Quién iba a decirme que mi viejo compañero en las noches de insomnio iba a serme útil ahora. Envuelve mi alma entera para que la leas.
Pienso en ti, quédate.
La vida son instantes, y cada instante contigo vale mil eternidades.
Confundida me abro paso entre la niebla…
Y ahí estás tú.