CUADERNO DE UN NÓMADA
La calidez del sol rozaba
la mañana,
en el interior del bar,
unos acordes de guitarra.
Una mochila en la silla
repleta de ilusiones,
en la barra, un café
para mojar los sinsabores.
Endurecido por la vida,
la zarpa del desarraigo,
iba cerrando la herida,
una lluvia interna
inundaba su conciencia,
mientras viejos pensamientos
llamaban a su puerta.
No dejó raíces, ni despedidas,
solo un montón de vivencias
apoyadas en la silla.