De paseo
Cuantas horas han pasado desde la última vez que nos vimos, tal vez sean días o tal vez sean años, lo único que sé es que a pesar de que no cambien tus palabras me sigues enseñando algo, que cada vez que te abro veo algo nuevo oculto entre ellas, la magia entre las líneas o algún significado que sin duda me ayuda a rememorar, no soy el mismo es lo único que sé , es en este momento cuando al repasar acontecimientos me doy cuenta que estabas viendo a través del tiempo, así me gusta verlo, con la paciencia que los ancianos se elevan por encima de la existencia, como los canticos que anteceden a la flecha, como la pandemia que afecta generaciones enteras, a eso me refiero, que hasta las palabras más rudas resultan siendo caricias.
Hay maneras de saber cuántos llevamos, pero la sabiduría es incuantificable, muchas veces incalculable, entonces no queda más que agradecer por cada esfuerzo, por esos que no nos dejan olvidar la historia, por los que nos recuerdan quienes somos como si cargaran un espejito en sus frases, por los que no dejan que nos ignoren a los que no podemos mover el mundo con dinero, o ese fresco que nos produce poder pegarnos de una frase, siempre dejamos algo nuestro atrás, al deleitarnos con cualquiera que sea, nos transformamos o como mínimo aprendemos que siempre hay palabras por descubrir, que no hay quien las sepa todas o quien las recuerde todas, de algún modo nos hacemos parte de esa lectura, en ese momento.
A decir verdad, nos damos la oportunidad de deshacernos o de restaurarnos con la vida de algún personaje, hay los que nos marcan para siempre como los estados psicológicos que nos muestra crimen y castigo, o nos damos a disfrutar nuevos mundos como es el caso de discusiones, con Borges, otra vez estoy parado frente a ella, llevándome las manos a la cabeza en señal de ilusión, cuando he tenido para comprar algún nuevo volumen lo he hecho sin dudar un solo instante pues sin importar que sean cientos o solamente uno, complementan mi diario vivir por ello es bueno releer, para no creer que la cantidad supera la calidad; la diversidad de opiniones giran en torno a lo mismo, relaciones sociales o partes de ella como efectivamente sucede hasta con las ramas de la literatura.
Razones hay de más para continuar, no puedo ocultar que al momento de pasar los dedos por la superficie con altibajos de forma cuadrada donde casi nunca coinciden unas con otras, rememoro situaciones placenteras y hasta nudos ineludibles, quitando polvo de lomos desgastados, páginas amarillas, voces de aliento e imágenes tristes, de eses grises; esta es la narración de unos pocos pasos entre lo que puede ser el futuro. supongo, que el mundo se detuvo y nos contuvo en un suspiro que llena el pecho, me dice de las arrugas más profundas en mis viejos, de la necesidad de alimentarnos, de lo contrario, dicen que este solo es el primer paso para valorar eso que tanto amamos en conjunto, pero ahora solo estamos tu y yo.
Luego de suspirar, de tomarme la cabeza con los dedos entrelazados de relatarte lo que pasa por mi cabeza, lo que siento y lo que me generan los recuerdos, pienso que dedicarme a esto requiere más empeño que solo sentarme digitar con el fin de atraparnos, como los dedos, como un abrazo después de largo tiempo, de insinuarnos que nos hemos perdido por unos pocos momentos; si te fijas tenemos puntos, libros, sensaciones y hasta situaciones en común, que al fin y al cabo la visión nos dota a mi para contarte que estoy dando vueltas frente a unos rectángulos en madera y cristal pensando en que lo estás imaginando, que te relato unos pocos pasos, mientras afuera muere gente por las distintas razones y que hay más gritos de dolor suprimidos, lo inevitable.
Intento asimilar que la vida pasa, solo eso, tan solo eso, que se va despidiendo a cada instante, tengo el corazón repartido, como tú, supongo, una parte la tienen mis hijos, otra mis viejos y quizá guarde una porción para amistades inolvidables, esas que han estado en los momentos duros en las situaciones en las que no queda más que esperar, solo dar una palmada en la espalda para conquistar la soledad, en este momento me doy cuenta que hoy es uno de esos días que no quisiera que se repitieran, no por los acontecimientos externos, sino por lo poco que se mueve la vida interna, en que los parpados se cierran y se demoran para despegarse por algún peso insondable en el alma, que las sonrisas casi imperceptibles son de batalla en busca de esperanza.
Esos estados de ánimo, alguno, que la medicina clasifica para distribuir los fármacos, estoy en la parte superior, cuando empiezas a sentir el vacío, en una montaña rusa, en un columpio, pero de manera permanente, queriéndome agarrar de las tripas, con los pulmones llenos de nostalgia, queriendo ser desgarrados a gritos, este es el relato de unos pasos frente a mi pequeña biblioteca, que se mecen entre abrir y cerrar los libros tratando de extraer fotografías de tus palabras, por que obviamente no todos están muertos, ese es el deber, apoyar con quienes congeniamos o con quienes nos distraen; tengo fríos los pies y me sudan un poco las manos, esa es la incertidumbre de escribir sin esperar ser el centro de atracción, o puede ser, de alguna manera, miedo a la vida, de dejar que este futuro inestable se desfigure.
Me doy cuenta que entre uno y otro, hay admiración o distintas incompatibilidades, estoy de paseo entre páginas, entre vidas que no sucedieron, entre biografías, entre cálculos y estudios, de a pocos dándome cuanta que lo único que sostiene mi vida para que no se derrumbe y acabe por completo, son palabras, que las bases me las dieron otras personas de la misma manera, que junto con el criterio adquirido en la vida me dan la fuerza para teclear o empuñar el esfero sin temores, defendiendo mi opinión, hoy solo te cuento que es un día de esos que se repiten así yo no lo quiera, que me muevo entre gestos preocupados por la necesidad, que no aparecen los suspiros pero que cada movimiento es intenso, hoy te cuento que después de estos párrafos me sentaré a leer, a disfrutar mientras esté vivo, cobijado por las notas de Coltrane hasta desaparecer, para olvidarme y llenarme un poco, de opciones, quizás.