Delirio, el monstruo soy yo
Había una vez un joven, sentado frente a un espejo, en una noche tan oscura y fria que la lámpara que lo iluminaba era lo único que parecía mantenerlo cuerdo.
“Cuando miras a un abismo, él tambien mira dentro de ti” palabras que el joven entendió muy tarde; pues atrapar demonios lo convirtió en uno de ellos, escribir cuentos de terror lo sumió en una paranoia única, en la que cada día hablaba con sus personajes y cada noche era asediado por los mismos monstruos que creó y usó para matar dentro de sus libros.
Un genio condenado a vivir encerrado dentro de si mismo. Pero, un día todo acabó, los monstruos lo atraparon y todos sus otros personajes estaban muertos, ese día el joven salió de vuelta a las calles. No sabía cuanto tiempo había estado encerrado, parecían semanas, talvez meses, pero, pudieron ser solo minutos.
Por donde caminaba las personas corrían aterradas como si llevara la piel de un monstruo sobre él, necesitaba ayuda y fué a buscarla a ella, la única persona persona capaz de hacerlo volver a la realidad de la que había sido arrebatado.
Estaba desesperado, tenía mucha prisa y aún así su cuerpo y su rostro denotaban pasividad, caminaba despacio; esbozando una leve sonrisa en su rostro, la cual se desvaneció al llegar al lugar. Era ella, estaba tirada en el piso, yacía muerta por un cuchillo, su cuerpo frente a un espejo y una silla a su lado, iluminada solo por la luz de una lámpara.
Los monstruos lo habían alcanzado, todos los personajes estaban muertos y él sostenía el cuchillo en su mano derecha, su ropa estába cubierta de sangre y ahora se veía en aquel espejo. Su rostro esbozaba una leve sonrisa, cuando fué a buscar a su siguiente personaje, ahora él es el monstruo y el mundo entero es su siguiente libro… la lámpara se había apagado.