Desasosiego de la luz
La luz dormida que se esconde en los ojos
como la ausencia gris de los domingos.
La voz del mar que me niega el reposo
y el dolor de la sed ,que es todo mío.
Dioses de tierra y sal lujuriosos de hierba,
un milagro de lunas solicito,
una gota de miel que colme el vaso
de líquidos silencios encendidos.
Arma mortal el aire claro y hondo
hiere la tarde azul con un anillo
de remotos anhelos inconcretos,
de desencantos y de escalofríos.
Abro el balcón y encuentro la memoria
de abriles venideros. Y bendigo
esa gloria de nata en los jazmines
y ese brío del sol, tan masculino.
Vete, desasosiego, en paz. Desde mi pecho
te arrojo a los abismos del olvido,
me tejo una corona de recuerdos
y soy la diosa de este abril definitivo.
María José Maestre