EL ÁTICO DEL ALMA
He subido hasta el ático del alma,
a ocultar la sinceridad,
guardando los sentimientos
en la cómoda del olvido.
A deshacer la amistad,
y con cada girón
acallar su latido.
He subido hasta el ático del alma,
aferrándome al tarro de la razón,
a cambiar seis gramos de lágrimas,
por un litro de suspicacia.
He subido hasta el ático del alma,
a airear el rincón de la decepción,
uniendo los retazos a la entereza,
recomponiendo el corazón.
He subido hasta el ático del alma.