El diablo
—Señorita, sé que usted ve a un caballero hermoso encima de un blanco corcel. Sé que le ha dicho que la llevará a un brillante e inmenso castillo donde prometió hacerla su reina. Sepa que eso es mentira. La está llevando al infierno.
—Ya lo sé, buen pastor.
—Pero el corcel es una bestia de tres cabezas. Y el caballero, es el diablo.
—Ahí se equivoca, buen señor.
—Pero… ¿cómo lo sabe?
—Lo sé porque el diablo, soy yo.