El dolor no es nada comparado con la soledad
Ella era amable,cariñosa, un poco tímida pero nada que con los años, no pudiera de arreglarse. Ella se enfermó en la escuela, había tenido unos vómitos, un intenso dolor de barriga, acompañado con unas diarreas insufribles, llamó a su madre para que la recogiera de la escuela. Su madre, Margarita, acudió con su tía, a la que Casandra prefería llamar “Tata”. Una vez fuera del colegio, su Tata soltó:
-Seguro es rollo y estaba perfectamente. Y nosotras que podríamos estar con el tío Enrique – Casandra quiso tomárselo como una broma de su Tata. Y en respuesta le sonrió.
Era miércoles, y aún seguía enferma. Estaba demasiado sumida en el dolor, así lo demostraba su palidez y su mala cara. Por la tarde, Casandra estaba peor y sus padres decidieron llevarla a urgencias, cuando llegaron se encontraron con una prima de su madre, ella agilizó la vista con la doctora. La médico dijo:
-Por los síntomas podría ser apendicitis, le haremos unas pruebas – Dijo la doctora, pero se empezó a oír muchas voces en el pasillo del personal – ¡Lucas! ¡Ven un momento! – Gritó la doctora desde su silla
-¡Arg! Me oíste … – Se escuchó detrás de las cortinas, Casandra quedó sorprendida la voz de ese hombre se escuchaba diferente a todos. Ella amaba la medicina y quería convertirse en una pediatra, ya que le daba miedo ser médico de general. La pobre Casandra, se había dado cuenta que las personas mayores morían antes que los niños, gracias a la muerte de su abuela a la que estaba muy apegada y anteriormente, la muerte visitó a su profesora a la que tenía mucho cariño. – ¿Qué sucedió? – Volvió a decir el hombre pero está vez estaba dentro de la consulta.
-Parece un apéndice – Dijo la doctora
-Ya veo – Dijo leyendo algo en la pantalla, se giró hacía los padres de Casandra con una sonrisa.- Encantado soy Lucas, soy el cirujano pediátrico.- Casandra lloró en silencio cuando oyó la profesión.- Hola princesita ¿me dejas tocarte la barriga? Venga no llores, no soy tan feo.- Lucas sonrió mostrando sus dientes blancos. Casandra se quejó cuando Lucas presionaba en ciertos puntos
Le realizaron las pruebas, pero salieron negativas, y decidieron ir a casa
El sábado empeoró, en las diarreas había aparecido sangre, algo que alarmó a sus padres y volvieron al hospital. En la consulta con el doctor, se levantó diciendo
-Iré a llamar a un cirujano – Casandra suspiró, otra vez volverían a hacerle lo mismo que el miércoles.
Cuando volvió con el cirujano.
-Hola princesita ¿otra vez acá? – Preguntó con una sonrisa
-Está igual, que el miércoles, pero hoy, sangra con la diarrea – Dijo su madre en respuesta. Lucas frunció el ceño, se alejó de la camilla, empezó a susurrarle algo a su compañero. Casandra sabía que algo no iba bien, la reacción de Lucas no ayudó a calmarse.
-Princesita, lo siento mucho se que te va a doler pero todo es por tu bien – Con su fuerza puso a Casandra de lado, le bajó los pantalones y su ropa interior, untó crema en su trasero y introdujo un dedo buscando fisuras. Casandra lloraba.
Cuando recibieron los resultados, volvió a dar negativo. Pero el doctor tomó una decisión diferente:
-Casandra se quedará hospitalizada – Dijo rellenando unos papeles, a Casandra se le inundaron los ojos de lágrimas
Al día siguiente, fue revisada por los médicos del estómago, gastroenteorológos, ella fue expuesta a múltiples pruebas a lo largo del mes. Durante ese período había estado sola, simplemente con la compañía de sus padres, nunca juntos su madre por la mañana y por las tardes su padre, y de su hermano mayor, Alex. Lloraba cada vez que se quedaba sola aunque fuera unos minutos, era su forma de desahogarse, ella no entendía porque toda su familia le daba la espalda, siempre había sido buena con todos. ¿Por qué a mi? Yo siempre intentó sonreír sacar buenas notas, no enfadar a nadie. Pero a la hora de la verdad nadie está conmigo en mi peor momento .- Pensó la fuerte y valiente Casandra
Un día, Casandra estaba sola su padre había salido a tomar un café, por las tardes siempre se quedaba su padre y por las mañanas su madre, llamaron a la puerta de la habitación. Por culpa de las películas de terror, estaba asustada, ella creía que un asesino la iba a matar. Pero se pudo oír la cantarina voz de Lucas, se tensó más que oirla:
-Hola princesita ¿Cómo estás? – Dijo el doctor que la vio por primera vez
-Hola, Lucas ¿por qué hablas así? –Respondió Casandra
-Soy colombiano, nunca tuviste contacto con un extranjero ¿no? ¿no contestas mi pregunta?
-Sigo igual el dolor de barriga no mejora en nada
-Ya veo – Levantó levemente los extremos de sus labios – No estoy aquí para revisarte tranquila, solo he notado que estabas muy sola y decidí visitarte
-No estoy sola, tengo a mis padres y mi hermano – Dijo siguiendo con la mirada a Lucas que se había sentado en el sillón. Estoy sola. Muy sola
-Es bueno que te apoyes en tu familia, pero creía que necesitabas un amigo
-Gracias, yo seré pediatra – . Mi sueño es ser pediatra y es lo único que me mantiene viva. Lucas se quedó en silencio mirando a Casandra fijamente – Llevó desde pequeña queriendo serlo, sé que dirás. “Es muy duro, hay que estudiar mucho—-” – Pero fue interrumpida
-Adelante, quiero verte pronto aquí como mi compañera. Debo irme tengo una operación vendré por lo menos una vez a la semana –
Su primer ingreso llegó a su fin, durante un mes había estado en un hospital y fue su peor experiencia y para su desgracia no sería la última vez. Pero a la semana volvió a ser hospitalizada. Solo seguía con las visitas de sus padres y su hermano, esto empezó a hacerla sentir muy sola Todos los niños juegan en la calle y yo estoy aquí metida. Fue entonces cuando su madre Margarita le hizo una pregunta:
-¿De verdad te duele la barriga? Si no te duele dimelo y nos vamos – Casandra se puso tan blanca como la pared. Su propia madre desconfiaba de ella y eso le dolía mucho. Mi mamá no creé en mi, ¿por qué? ¿por qué? Quiero que todo acabé, quiero irme con mi abuela al cielo y que todo acabé
Casandra no pudo contestar a su pregunta, porque su médico ingresó en la habitación. Como siempre les comunicó que las pruebas habían salido negativas. Entonces Casandra se armó de valor para preguntar:
-Cuando me ponen la medicación por la vena. Algunas no me hacen nada ¿por qué? – Preguntó mirando al doctor
-Creo que le daremos el alta – Dijo ignorando su pregunta
-No estoy aquí por gusto, que le quedé claro. Soy una niña debo estar en la calle jugando no en un hospital.
El médico miró a Margarita y le pidió que salieran juntos fuera de la habitación. Cuando los dos salieron, Casandra por instinto se acercó a la puerta en sigilo y apoyó la oreja en la puerta. Y escuchó:
-“Todo parece ser, psicológico todas las pruebas son negativas. Mandaremos a Casandra a un psiquiatra, me comentaste que perdió dos seres queridos puede ser su forma de llamar la atención. Le haremos una endoscopia mañana y le daremos alta” – Casandra mordió su labio inferior para evitar las lágrimas.
Cuando llegaron a casa, Casandra cogió el informe del alta y su portátil. Buscaba cada palabra que no conocía hasta que llegó a la detonante “placebo”. Sustancia que carece de acción curativa pero produce un efecto terapéutico si el enfermo la toma convencido de que es un medicamento realmente eficaz.- Leyó para sí misma
Pasó un mes más….
Casandra seguía enferma y se encontraba en la sala de espera para comunicar a sus doctores el juicio clínico del psiquiatra y a recoger los resultados de la endoscopia. La médica, tenia varios médicos, estaba detrás del escritorio, les comentó que la prueba había salido negativa, la doctora preguntó que había dicho el psiquiatra. Entonces Casandra habló:
-Dijo que tenía la cabeza perfectamente en su sitio, que era una chica con las ideas claras. Ahora dejen de ponerme placebo, e investiguen que es lo que tengo –Todos se quedaron pasmados al oír a hablar de esa manera a Casandra. Pero ella ya no era la Casandra frágil, inocente y amable. Ahora era la Casandra fuerte, solitaria, desconfiada, y valiente que no tenía miedo de decir las verdades en la cara, y dejar de callarlas
Después de un año, Casandra fue operada y diagnosticada con unas bridas de Jackson. También le diagnosticaron una enfermedad rara llamada Sindrome de Marfan. En la secundaria pasaba de curso, en recuperaciones, sus estudios eran lo más importante para ella, eran los únicos que no podían traicionarla.
En el tercer curso, Casandra estaba totalmente recuperada y sola. Todos pensaban que era demasiado rara y la apartaron. No consiguió amigos, su actitud fría y solitaria la hacían ver rara. Su constantes faltas por enfermedad, ya que con los dos años bajaron sus defensas y cayó constantemente enferma, más las que fingía porque le daba pánico ir a la escuela por la soledad y las burlas de sus compañeros y ella sabía perfectamente que podía lograr sacar un curso en verano. Y así fue, pasó a cuarto y último año de escuela.
Sus compañeros seguían mirándola raro, pero la trataban de esa manera porque tenían miedo a lo desconocido. Fue entonces que se fijó en una chica, parecía diferente a los demás, vestía oscuro como lo hacía Casandra. La chica siempre estaba sonriendo, pero algo le decía a Casandra que era una coraza, como la que ella usaba para protegerse de las personas. Con los días descubrió que la chica se llamaba Alejandra, se hicieron amigas. Alejandra siempre se reía de Casandra, porque esta se había colado por un chico de la clase de al lado. Casandra estaba contenta había encontrado a una chica que no la juzgaba.
Pasaba el tiempo, y ellas dos eran geniales juntas, pero aún no descubría el porque de la coraza de Alejandra. Casandra y Alejandra estaban en el pasillo hablando:
-Hablando del Rey de Roma – Casandra empezó a temblar
Y el dios griego apareció por las escaleras desprendiendo sensualidad. Pero como siempre, Casandra no hacía nada por su gran timidez y por el miedo que la rechazará como persona.
Alejandra no sabía nada del pasado de Casandra, a Casandra no le gustaba hablar de su traumático pasado, Alejandra no sabía porque era diferente con ella, que al resto de los compañeros de clase. La respuesta a esa incógnita era que Casandra confiaba en Alejandra y con ella no veía la necesidad de utilizar su coraza.
Un domingo por la tarde, Casandra estaba jugando a reto o verdad con su prima, era más bien como una hermana, ahora el turno era de Casandra que había elegido reto
-Ve a instragram besa el teclado y al primero que te salga tienes que hablarle – Casandra lo hizo y ¡pum! Salió el dios griego
Hablaron durante dos horas y descubrió que nunca lo vería como algo más.
Al día siguiente, todo fue bien. Excepto, porque al subir las escaleras , empezó a ahogarse y sentir pinchazos en el corazón. Casandra levantó su mirada para ver a Eduardo, el dios griego.
Fue ahí donde se dio cuenta que no estaba sola, ya no, tenia a sus dos amigos. Y no sentía el vació de años atrás, su corazón no estaba bien. Pero siempre iba a tener a sus queridos y valiosos amigos. A Casandra no le gustaba preocuparlos, pero Alejandra le obligó a meterse en la cabeza que eran lo que hacían los amigos, Casandra descubrió el porqué de la coraza de Alejandra, al fin y al cabo no tenían un pasado muy distinto. AMIGOS una palabra que no conocía su significado hasta que Casandra cumplió los dieciséis. Una chica con un pasado duro, y un futuro impredecible. Pero con un fuerte significado de la amistad, era doloroso, pero era su vida y era feliz con ella. Tenía que seguir hacía adelante por los que no estaban, y por los que estaban.