El Vigilante Cosmico.
El vigilante cósmico.
Aprox. 2677, palabras.
I
Declaro
que he sido un fracaso como escritor, en cuanto a horror se trata. Desde mi
temprana infancia
he querido buscar, no solo en la literatura sino también en los libros de la
antigua ciencia, los horrores más inexplicables e inenarrables para el hombre
común y su mente. Me he sentido fascinado como subyugado por los horres más
comunes y temibles para el hombre.
¡Si
pudiera buscar algo patológico, algo anormalmente monstruoso, que los hombres desconozcan
de su naturaleza, como de sus sueños más profundos, grotescos e inimaginables!
Entonces
podría ir en busca de algo realmente real, que estuviera legos de los cuentos
como las leyendas más conocidas por la gente, tales como; la llorona, el charro
negro, las brujas, etc. La verdad yo no quería hacer ninguna de esas historias,
recurriendo a los seres folclóricos, redactado por canciones o leyendas. No, yo
quería algo real, algo verdaderamente monstruoso, una obra de arte en sí.
¡Si
pudiera buscar algo realmente poderoso e inexplicable, algo más allá de lo
monstruoso, algo realmente extraordinario, he diabólicamente increíble!
Buscar
los miedos más oscuros, como lo inenarrable de los sueños más funestos del
hombre, me tenían sumamente muy ocupado como apegado a los libros, ya que la
literatura de horror de escritores más intrigantes y siniestros, en los
cuales se desembocaban en temas de lo fantástico, lo insólito y, lo desconocido,
aquellos relatos me mantenían pegado, ansioso y deseoso de querer saber más.
Aquello me tenía sumamente encantado como extasiado, ya que algunos escritos
con los que me tope en una tarde en la biblioteca de Vasconcelos, fueron un
gran festín de horrores fantásticos, como inexplicables, y eso, que apenas entendía
este género.
Después
de un tiempo quise hacer lo mismo que ellos. Encerrar a la gente en sus mentes,
como hacerlos navegar por lo profundo de sus sueños más adversos e
irreversibles. Quería crear no solo miedo en sus mentes, sino también un temor
constante en ellos mismos, de una forma casi psicológica. Pero a la hora de la hora,
mis temores se convertían en una gran desilusión como una gran decepción, ya
que mis primeros manuscritos no fueron gran cosa, para mí, talvez, en parte se
debía a que debía ajustar mis ideas, y no perder la cabeza, ser perseverante, y
no desesperar a que al primer intento sea un gran escrito, todo escrito o manuscrito
lleva su tiempo, pues hay que dejar que de forma, que respiren las palabras en
el papel.
Trabaje
y trabaje y no logre mucho, empecé a pensar que esta vocación no era para mí,
no era lo mío, pues mis torpes palabras no lograban engrosar todo el horror esquemático
que sentía, pensaba y veía, aquellos manuscritos que leía en voz alta, eran
decepcionantes, ya que toda la esencia que lograba tener en mi mente, de alguna
forma desaparecía, ya que a la hora de concebirlo en el papel mis visiones se veían,
diluidos por mis palabras, no tenían volumen no tenían cantidad.
Mis
monstruos por otro lado, eran buenas ideas, pero a la hora de revelarlos en
papel, solo se quedaban en eso, en buenas ideas. Ya que mi escaso talento al
dibujo no me dejaba otra cosa que describirlos tontamente con letras, lo cual
me tenía sumamente desencantado, pues al ver como tus proyectos quedaban sensiblemente
lejos de tus sueños, y como te alejabas de ser un gran pionero en el género del
horror. Aquello me tenía sumamente roto.
Mis
letras no hacían más que mostrarlos de una forma baja y bofa, para mí era
decepcionante, y me llevo a una desilusión constante, ha no querer escribir más.
Mi vida estaba condenada a volverse vacía, insulsa y torpe.
Estaba
condenado a desperdiciar toda mi vida obedeciendo. Lentamente podía ver como mi
vida se volvía misógina y monótona al paso de los días. Pues el hombre no solo
puede vivir de realidad material sino que necesita fantasía irreverente. Algo
que lo descubra a vivir más allá de la montaña; que se hunda en sus miedos como
en navegar en los horrores más profundos de su mente así como el mostrarle los
seres más antiguos del mundo Así que una tarde me arme de valor y renuncie a mi
trabajo. Quería dedicarme a lo que me gustaba, y lo que me mantenía vivo y
tranquilo, así que por segunda vez me disponía a escribir.
Compre
un viejo escritorio de segundo uso, lápiz, y un montón de hojas blancas, ya que
para un escritor un escritorio puede ser la distancia entre un buen viaje y un
mal relato, las hojas blancas por otro lado tenían en mi un, encanto, ya que al
ver la blancura ceniza de sus hojas uno tenía la libertad de imaginar cómo
crear lo que le viniera en gana.
¡Eso
ase el color blanco en nosotros, infinidad de posibilidades en crear cosas, de
una forma inocente, pura y perfecta!
Era
tanto mi trabajo, que no tarde en sentir de nuevo esta afirmación de decepción.
Pues al ver como mis torpes palabras no lograban enfatizar mucho con los
escritos de famosos escritores, llegue a pensar que, su nivel de escritura, no
solo era una tarea difícil para mí, sino casi imposible.
Leí
a Poe: senderos ocultos, a Tario; terrenos ocultos de la imaginación, entre
muchos escritores más, pero principalmente, ellos eran los más importantes para
mí, ya que su literatura me pareció hermosa, clara y concreta al horror escrito
por ellos, pues su forma de describir lo inenarrable lo inhóspito y lo oscuro,
eran para mí una forma rara, veras e inalcanzable. Al ver que nunca llegaría hacer
tan grande como ellos me sentí decepcionado y subyugado por sus relatos, ya que
uno piensa que, al leer estos escritos que son de lo más fascinante creencia,
se cree que con toda confianza puedes llegar a su altura,-lo cual no paso-, ya
que ellos eran escritores muy desarrollados en su lengua como en su literatura
del concepto del horror escrito, aquello no era un Don, sino que más bien se dieron a conocer por las infiltraciones
de sus escritos a gente desconocida, perderle el temor a mostrarle a la gente sus
escritos, era una forma en la que yo tenía que saber si iba por buen sendero o
simplemente no era lo mío.
Aquello
último me tenía temeroso como nerviosos, en tan solo pensar que tus escritos
terminen en una cesta de basura, o, peor aún en la chimenea, es algo que no me dejaba
dormir, y de lo cual me mantenía exasperado, en tan solo pensar que tus
escritos no sean valorados y que solo terminen guardados en tu cajón, era algo
con lo que no podía vivir.
Tras
una tarde de un sábado, le pedí de favor a una colega del instituto que si sería
tan amable de leer y dar así su aprobación de un escrito, echo por mí, lo cual
ella estaba encantada de ayudarme en mis inicios como escritor, esa misma tarde
le envié el escrito por correo, y no recibí respuesta por parte de ella en los
siguientes días, aquello me tenía sumamente preocupado, pues pensaba
remotamente que no era tan bueno, así que pensé que ella se había
desilusionado
al leerlo, y que solo se tardaba en responderme para darle tiempo de buscar las
palabras y formas de hacérmelo entender de una forma no dolorosa de decirme, en
sus propias y encantadoras palabras; “tú no sirves para ello”, lo cual me
mantenía imperativo al igual que nervioso.
Finalmente recibí aprobación por parte de ella. Me hizo perder el miedo como la
sencillez por
mis manuscritos, escribía y escribía buscando el miedo y el terror.
Después
de un tiempo, ya agarrándole la maña al oficio, quise hacer otra cosa. Ahora
buscaba algo teratológico para mí mismo, algo des–provincial, demente, algo, monstruosamente
decimonónico, algo antiguo y olvidado, no solo del mundo sino de
las mentes.
Estaba ya fascinado por relatar los antiguos
cantares de los demonios, los
sonidos que rujen de
las estrellas en lo más profundo del universo, buscar los
mares profundos y sus inenarrables
bestias ecuatoriales, así como el describir los antiguos
códices de los dioses y su presencia entre las estrellas, era
para mí, algo que me tenía fascinado, pero de difícil
tarea.
Al
cabo de un tiempo conocí a varios ermitas, de los cuales mantenía
correspondencia, ellos al igual que yo, mantenían una fascinación por lo
extraño, lo antiguo y lo oscuro. Había un chico en especial interés que me
llamo la atención, mantuve conversación con un chico del suroeste de México.
Primero me citaba con mucha discreción y entusiasmo, algunos relatos como
bibliografías de dioses antiguos de un libro llamado; “Ku, uk, ankil yuumtsil”, eran libros proféticos y muy antiguos, ya
que el siempre citaba que eran una reliquia como una joya de su país, y que le
era de difícil acceso, ya que era un libro tan antiguo y tan oscuro, que la gente
de la biblioteca como el mismo delegado, negaron el acceso a este libro, como a
futuras investigaciones, ya que los más eruditos de las universidades de
estados unidos venían a consultar este libro para acabar sus trabajos de tesis.
Aquello
hizo que se manifestaran, pero a pesar de las represalias echas por jóvenes de
academias más veneradas en el mundo, el libro se mantuvo en resguardo bajo el
mandato de una elite poderosa e oscura, de las cuales no sabemos bien, o todos
los que tratan de descubrir de quien se trata desaparecen.
No
creí que eso fuera cierto. Así que persistentemente le pedía información al chico,
sin importarme su credibilidad o los problemas legales que tendría, era muy
codiciosos, el chico de mala gana me proporciono más información sobre el
libro, aquello me tenía desconcertado como fascinado, ya que tantas medidas de
seguridad por un libro, era algo que me mantenía insistentemente excitado.
Una
tarde recibí correspondencia por parte del chico de las costas de Yucatán, en
el correo me proporcionaba información tipo monográfica del libro como su
creación, procedencia y autor original; el libro llamado Ku,uk, ankil yuumtsil,
que traducido decía; “el renacer de los dioses”, fue el último de los escritos
mayas, que obtuvieron de un gran sacerdote antiguo llamado; Chilam
Balam, que obviamente traducido significaba, “sacerdote jaguar”, en el
cual eran libros proféticos que desembocaban como profetizaban el renacer de
los dioses mayas antiguos como el profetizar el fin de los tiempo en el mundo. Estos
sacerdotes se dedicaban a transcribir su cultura como ganadería, pero puede ser
posible que en tantos escritos por este sacerdote, haya resguardado uno, en
donde teorizaba como describía cultos a sus dioses, con el fin de traerlos de
nuevo.
La
procedencia del libro como del sacerdote es un verdadero misterio, solo se sabe
que tras la conquista de colon, el sacerdote resguardo un poder, digámoslo así,
antiguo, guardo sus cultos, como sus dioses a la espera de que regresen y
dominen de nuevo la tierra y aquellos que no les eran devotos, que le rezaran a
otros dioses, serian sacrificados, y sus almas se verían arder en la lava del
volcán. Un libro un tanto escabroso para mí, pero de igual fascinación.
El
mensaje dado por mi compañero, todavía daba más información detallada del libro
como de su autor. En el cual decía que la pasantía de este sacerdote era ver
las estrellas, y durante un tiempo él se perdía, ya después regresaba,
profetizando lo que querían los dioses, pero en especial en este último libro,
que encontraron de él, destacaba las profecías más ruines, destazadoras e
inimaginables.
Por
supuesto el libro que se haya en la biblioteca de Yucatán, es una copia,
alterado y cambiado solo para la visita privada, a pesar que el libro era
falso, la prioridad era indispensable, solo aquellos que tuvieron el honor de
conocer el verdadero códice maya saben la diferencia entre el original y la
copia alterada, pero aquellos que saben la diferencia desaparecieron, están
locos o simplemente están muertos.
El
códice original está escondido o perdido, ya que tras los siglos posteriores a
su escrito, había sido robado o perdido, lo único que se sabía es que la santa sede,
vamos el vaticano, dio órdenes claras de que el libro fuese destruido, ya que
muchas personas tenían un afán y fascinación a este códice maya, así que poco
después el libro paso a para en las bodegas del vaticano en donde lo resguardan
y lo protegen, eso a mi parecer, fue desilusionante, pero aseguran en algunos
periódicos como diarios del país de aquellas épocas, que el libro a pesar que
esta resguardado en la biblioteca papal, tuvo muchas interpretaciones por parte
de estudiosos y académicos, de los cuales se resguardaban en universidades de
prestigio, y vigiladas por los rectores del campus. Tener acceso a esos libros,
claro de un milagro, estaba estrictamente prohibido, por los docentes de la
universidad, ya que los denominan como libros apológicos, y de los cuales solo
se tiene acceso si eres un académico o si vienes de una familia acomodada, en
ese momento mis planes de conocer como el saber de aquel curioso libro se veían
lejanos.
Destrozado
veía de nuevo mis sueños irse por el caño, pero no fue sino hasta que recibí un
mensaje por parte de mi corresponsal colega de Yucatán, me decía, o más bien me
invitaba a pasar unos días en las costas, esto me tenía emocionado, ya que
nunca había ido tan al suroeste del país, pero lo que más me intrigo fue la siguiente
sorpresa que él me tenía preparado. Al parecer él pudo obtener, no sé cómo, uno
de los tantos volúmenes publicados por eruditos que se encargan de estudiar
lengua y escritura maya, vamos, son los conocidos maya-nistas, pero aquellos
libros estaban estrictamente prohibidos, lo cual eran difícil de tenerlos como
de su fácil acceso, y más al público, pero él lo consiguió… al parecer él tenía
un volumen de las profecías de chilam
Balam, sorprendido acepte ir, sin chistar, aborde un camión, pues en ese momento
no tenía mucho para pagar una aerolínea, ya que mi dedicación a la escritura no
me daba mucho, vamos solo me daba lo necesario para existir, lo cual estaba
complacido con lo que tenía.
Al
llegar a Yucatán fui sorprendido por mi compañero, al igual que él estaba
emocionado, y concluimos que los dos estábamos de igual manera, intrigados por
el libro, él se vio a la tarea de buscar personas que aun hablaran el maya
antiguo, lo cual creo, lo logro, ya que fuimos a lo profundo de los bosques, a
una cabaña. Que según el ahí se resguardan los señores más antiguos y sabios de
estas tribus como de estas lenguas, ya que estas personas, herederos de esta
tierra, fueron desterrados hace tiempo.
Los
datos históricos hablan o dicen, que; desde la época de Porfirio días, la civilización
decidió políticamente alejar como exiliar a estas personas, lo cual es injusto,
ya que nos fascinamos de esta cultura pero no de su gente, pues ellos saben más,
que un sinfín de eruditos de universidades prestigiadas, y miren el caso es que,
cuando vas a un museo son ellos los que nos explican la visita guiada, los
eruditos y estudiosos, en vez de un verdadero maya, que en verdad no solo sepa
sino conozca la cultura, como los monumentos, pero parece que a los ciudadanos
de México insisten por olvidar y enterrar sus raíces.
Pero
como siempre dicen; “lo que se entierra nunca se olvida.”
Esta
gente o como los llamamos, indígenas,
son aparecer un peso para la comunidad de una ciudad como México, los rechazamos,
los evitamos, y son mal vistos. ¿Por qué?, la razón es muy obvia, y sin
argumentos, vamos lo veo más por un capricho ciudadanos que un esquema político.
Estás gentes son rechazadas o alejadas porque nos recuerdan como somos sin
nuestros ropajes, y nos hacen recordar nuestra tradición como cultura e pobreza
pura. En México se exilia las raíces para así plantar otras raíces que no
crecen.