Espera
Con su enclenque y huesuda mano;
toma el cigarrillo, se pone su sombrero,
se sienta en el sillón.
Mira fijamente a través del diáfano umbral:
los niños juegan, los carros pasan
Y los jóvenes fornican.
Mientras el se resigna a la espera infinita
Para alguien con quien hablar o hasta que el dulce
Llamado de la muerte: le quiera invitar.