Fiesta de Té
Los invitados llegan en un despampanante brillo y luciendo gratamente contentos. Elegantes y felices, aptos para la exigencia que tal evento crea.
Las teteras, aquellas que portan la alegría del encuentro, listas.
Las tazas, aquellas que moderan la emoción y los amargos o dulces sorbos.
Los terrones de azúcar, similar a diamantes que endulzan todo lo que apenas tocan y prevalecen por un tiempo arraigados a quién opta por consumirles.
Las galletas, agradables y efímeras compañeras en un momento tan agradable. Tan capaces de devorarse o de consumirse con cuanta calma parezca. Puedes elegir ignorarlas, incluso, pero ahí están, para cuando gustes tomarlas.
Toman sus lugares. La bella Vida invita a la mesa siendo su soporte y su reunión, las sillas siendo su estancia, lo que les hará prevalecer en temporal comodidad. Vida se coloca en el extremo opuesto a su desagradable y poco agraciada compañera (según opinión propia, puesto que muchos hemos de considerarla tan o más sublime que su envidiosa gemela), Muerte.
El Olvido al lado del Cambio, el despampanante Amor acompañado por Razón, la Felicidad se acompaña por similar (según su persona) desaliñada y faltante de presencia; Depresión. El Dolor la acompaña, aún cuando muchos lo desprecian, ella parece entenderlo perfectamente y se niega a asistir a cualquier sitio sin él a su lado. Sabemos el daño que causan estando juntos, pero respetamos sus elecciones y no es como que podamos hacer mucho por evitarlo. Al centro me encuentro yo.
Da inicio la reunión, me siento en calma por el evidente equilibrio en la mesa por todos los presentes. Me es agradable, disfruto de la compañía de todos, sé que eso implica mi amistad con Vida y no debo defraudarla. Todos nos comunicamos entre todos, a la par que devoramos las galletas, algunos endulzamos nuestros tés y otros optan por ni siquiera probarlos. Me preocupa, temo que quieran irse.
Depresión y Dolor se ven interesados en unírseme a la charla con Olvido, trato de ignorarlos e invitarle a que consuma galletas, se niega. Cambio me ofrece mazapanes. Se hartó de esas galletas, busca algo mejor. Busca que consumamos algo que sea diferente a las galletas de siempre, aún cuando irónicamente, pasamos de cupcakes a galletas por petición suya. Olvido prueba uno y se alegra, Cambio se ve satisfecho de su rechazo a las galletas y su aceptación al mazapán.
Mientras tanto; Amor me extiende su taza, me ofrece probar su té y acepto gustosa.
» ¡Muy dulce! « exclamo, el empalago es realmente intenso y acepto un trago del té de Razón » ¡Muy amargo! «. Felicidad ríe ante la torpeza de Amor y mía y la brusquedad de Razón. Toma las tazas de ambos y pone mitad y mitad de cada una en otra. Me da a beber, es perfecto. Sonrío gustosa de que ahora los cuatro conversemos en gracia, virtud y alegría. Vida se nos une, todos muy gustosos de tal reunión. Me distraigo un momento al desviar la mirada a donde Depresión, Dolor y Muerte charlan amenos. Son buenos compañeros. Vida insiste en que en algún momento me llevaré bien con ellos, pero lo evito, les temo firmemente. Y siempre que intento acercarme, hacen alguna maldad y termino mal parada con mis otros amigos.
Olvido y Cambio, es increíble, pero ambos al igual que Vida se llevan de maravilla con todos los presentes, pareciera no importarles su comportamiento. Solo están ahí y conviven con quién en su momento yo lo haga. Poco o nada importa quiénes son y qué hagan, supongo. Es lo que siempre he admirado de ellos.
Miro nuevamente a Depresión y Dolor, éste último sonríe pícaro mientras que su contraria solo mantiene la mirada gacha. En un momento a otro escucho al Amor preguntar: » ¿Dónde está el azúcar? « , diviso la mesa. ¡Se ha acabado! ¿Tan rápido? Razón le regaña, reclama que ha usado mucha y que ahora todos nos hemos quedado sin nada por su caprichoso gusto a la dulzura. Amor se indigna, llora y se retira. Escucho un crujido que proviene de algo mío, lo ignoro por el impacto de la conmoción. Felicidad se enfada con Razón y se va sin despedirse de nadie, el crujido vuelve, lo escucho en otra zona, pero sigo ignorándolo. Tratamos de seguir con la reunión, Depresión se sienta donde Felicidad y me sirve una taza, la bebo por cordialidad. Es tan amargo y repugnante que lloriqueo y siento un vacío espantoso dentro de mí. Tengo hambre, pero no hay más galletas tampoco. Cambio se terminó su mazapán, se ha aburrido, quiere ir a una nueva cita y se ha retirado igualmente sin despedir a ningún presente. El crujido se vuelve más intenso. Estoy a punto de dar otro sorbo al desagradable té y diviso mi piel. Se ha vuelto porcelana, ahora soy tan delicada que puedo quebrarme fácilmente si los invitados restantes no me tratan con cuidado.
Me desintereso de Vida, ahora veo a Muerte como la más bella de las presentes. Dolor se acerca y susurra: » Ve a por ella, si no lo haces, yo voy a por ti, no quiero quebrarte tan fácil, me aburriría tan rápido como Cambio « . Razón se harta y se retira igualmente, depresión se acerca más a mí y roza sus delgadas y blanquecinas manos contra mi piel, ella es la que la convierte en porcelana. Dolor se acerca más, aprieta mi brazo, cruje. Ahora entiendo. Me estoy quebrando, soy realmente delicada y estoy por trocearme si ambos continúan actuando de tal forma. Olvido se retira cuando Cambio vuelve por él para entretenerse en otra cosa.
Vida se molesta conmigo, no la entiendo, creí que su objetivo era que yo pudiese llevarme bien con todos. Tal parece que mi nueva amistad produjo que se desinteresara de mí. El té ya no es agradable, me obligan a beberlo, siento el líquido amargo y frío recorrer mi garganta. El aire es pesado y quema mi garganta, me cuesta respirar sin dolor. Jadeo en pleno llanto. Alcanzo a ver de reojo las grietas en mi nuevo cuerpo de porcelana, conforme más me tocan y obligan a beber el té, más se extienden, más frágil le vuelvo y ahora…ahora sangran. Las grietas en mis muñecas sangran, Dolor y Depresión dicen que ha sido causa mía, que yo he roto la tetera y he cortado con los residuos de mi ataque. No logro creerlo y no recuerdo tan infame acto en mi propia contra, observo a Vida, ésta asiente en una denotable desilución. Escucho un extraño susurro que invoca mi atención decadente por lo que mis acompañantes han causado.
» Puedo acabar con esto. Puedo terminar con la fiesta. Puedo quitarte esa fragilidad de la porcelana y darte la fortaleza de una piedra. Pero de aquí en más sólo podrás tener fiestas de té conmigo. Nadie más nos molestará, si es que gustas que todos te dejen en parsimonia absoluta «. Apenas y me percato de una figura etérea que avanza lentamente a sentarse al lado mío, apenas con un gesto obliga a Depresión y Dolor a retirarse. Vida observa atónita y celosa por el encanto que ahora la última invitada produce.
Muerte.
Su propuesta es tentadora, es dulce y amarga a la vez, es fría, es dura. Pero sólo así, podré hallarme en paz. Podré quebrarme sin temer a que pueda volver a ocurrir. Al final, quedaré tan sola como empecé, con la diferencia de que Muerte se ha comprometido a tomar el té conmigo. Mis palabras y boca se encuentran tan secas que siento que de apenas hablar voy a quedar tan igual a la tetera que destruí. Muerte posa un dedo sobre mis labios, sonríe.
» Asiente o niega con la cabeza, es todo «. Y eso hago, con un impresionante esfuerzo me obligo a removerme de mi parálisis, las lágrimas corren y las grietas van en doloroso crecendo. Arriba y abajo. Sí. He dado un sí. Vida queda por completo horrorizada, pero no hace nada por evitar que Muerte sonría, me abrace contra su pecho, cante una tenue canción de cuna solo audible para mí y en consiguiente me desvanezca en sus brazos, me vuelva algo que no es ni polvo, ni tierra, ni arena, ni ceniza. Es la nada que arrastra el viento, y me lleva a un lugar que a la par no lo es.
Abro lo que creo son ojos, me encuentro en lo que creo es una silla frente a una mesa redonda y pequeña. Un canto familiar llega por detrás mío, acompañado de una silueta que es y no es hermosa, que lleva entre lo que son y no son sus manos…una charola con lo que creo es una tetera, tazas, galletas y azúcar. Se sienta frente a mí. Detiene su canto, sirve el té para ambas y extiende la taza ante mí. Creo tomarla, y creo beber algo. No sabe, no huele, no le veo color, no tiene nada. La nada me gusta. Mi compañera me agrada igualmente y creo que yo a ella.
Sonreímos, la fiesta de té, nuestra fiesta de té: ha empezado. Cumplió su palabra y yo estoy en calma.