Indolencia…
Pies entumecidos, manos arrugadas…
Entre la lluvia y yo, quedó el secreto de aquella noche desolada, y sin estrellas…
Aquel frío inclemente se metía por debajo de mi ropa, calando hasta mis huesos.
mientras tanto yo, como un gato asustado, escampaba debajo de aquel viejo cedro agujereado.
Te esperaba a tí, como siempre, a ti…
Indolente, cretino, amante desalmado.
No me entiendo,
No comprendo cómo pude llegar a amarte tanto…