La noche apagada

La noche apagada

Esta noche quisiera,

acariciar tu rostro y tu pelo,

susurrarte mi amor y gritarte,

decirte que vuelvas,

pedir que me amaras.

Llenar tu cuerpo de besos,

mojarte con mis labios,

peinar tu seda,

enredarme en tus brazos.

Y ahora,

cuando todos se callan,

cuando descansas bajo otra luna,

llegaría hasta ti en mi estrella,

sacaría mi orquesta y te cantaría,

todo, por volver a tocarte.

Bebería contigo la vida que me queda,

te entregaría mi corazón

para que te lo fumaras.

Ya no lo quiero, ya no es mío,

te lo ofrecí aquella noche

y te lo quedaste,

ya no lo quiero, es tuyo.

Desde aquí,

en esta noche apagada de estío,

de sábanas mojadas de amor

y de lluvia de lágrimas,

pienso por qué no supe quedarme contigo.

Y me encojo y me estiro,

reposo mi cabeza sobre una nube blanca,

que tiene otra nube que está vacía,

y que no puedo llenarla porque todavía te espera.

Y grito y me callo,

y lloro y siento frío,

y me destapo,

y tengo calor y salgo,

y entro,

y miro el humo del cigarro

y pienso cuando me amabas.




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