Mi amiga Yuu.
Hace un tiempo atrás ocurrió un incidente;
Un auto casi me arrollaba. Yo estaba leyendo un libro, irónicamente cruzando una calle concurrida, pero es que uno simplemente se distrae en los libros y deja al mundo de lado. No me di cuenta jamás que un auto se dirigía hacía mi con gran velocidad, pero antes de que siquiera llegase, ella me salvó.
— ¡Imbécil! — Escuché gritar esa voz tan familiar. Era Yuu, una amiga muy querida. Después de eso sentí un jaloneo por el cuello de mi camisa, y caí al suelo. Escuché el rechinar de unas llantas, y un golpe muy fuerte. Mi libro quedó tirado por ahí. Me sentí aturdido. Después pude ver la escena; Yuu me había salvado de morir arrollado, y ella… había dado su vida por salvarme. — A veces creo que el mundo sería mejor sin mi. — Me había comentado alguna vez.
— Torpe, no digas eso, el mundo siempre será lo mismo, mejor o peor, sin importar cuantas personas vengan o vayan. — Y ahora ella se había ido ya. Pero jamás se fue del todo. Después de ese suceso, era el único que podía verla. Siempre la veía pensando que era una alucinación o algo parecido. Solía quedarse en mi casa, y leer mis libros porque según ella, al parecer todas las personas la ignoraban, ella aún no entendía porque, jamás se dio cuenta que había muerto, y yo no quería decírselo porque eso implicaría que… ella se iría.
Solía enojarse mucho porque siempre quería hablar con las personas, y el parecer era invisible para ellas, y también solía ser muy respetuosa, así que no tocaba nada, y quizá por eso no se daba cuenta que había muerto.
— Oye Yuu… ¿Puedo preguntarte algo?. — Tenía que hacerlo, tenía que dejarla ir, si no, su alma vagaría siempre por el mundo terrenal, y quizá esa luz de la que tanto hablan las personas no aparecería jamas.
— Ajá, pregunta. — Dijo talante.
— Si tuvieses un deseo por cumplir, ¿qué sería?. — Eso sonaba muy sencillo, pero quizá era más difícil de lo que parece, un alma no puede cumplir ciertas cosas en el mundo terrenal. — Es decir, ¿Desearías hacer algo para estar en paz contigo misma?. — Leí en algún lado que una alma que no sabe que está muerta sólo puede partir al otro mundo al cumplir su deseo más grande.
— Síp. — Dijo con cierto tono infantil. — Quisiera bailar la pieza más tranquila en el baile de media noche, en el festival del sábado.
— Festival del sábado… — Pensé. — Soy pésimo bailando.
— Lo sé, también yo, tendremos que practicar mucho, ¿verdad?.
— Sí, tendremos que practicar mucho después de la escuela Yuu.
Han pasado cinco meses después del incidente, Yuu no recuerda lo que pasó, ella sigue su vida como cualquier adolescente viva, es enero del dos mil quince. Ella siempre se queda en casa, pasa la noche ahí, como si fuese también su casa, no puede irse, debido a que me salvó la vida, y por ello tiene que estar cerca de mi, al sacrificar su vida, su alma siente el deseo de estar con la vida que salvó, ella no lo sabe. Asiste normalmente a la escuela, y siempre parece estar triste, dice que todo el mundo la ignora y no sabe porque, o que les hizo para que la traten tan fríamente, cada día después de la escuela busco la manera de alegrarla para que olvide que la tratan mal. Vivo sólo, mis padres murieron hace un tiempo, y los padres de Yuu se mudaron después de su muerte. Me culpan de ello. Yo… a veces me siento tan vacío. A veces simplemente quisiera regresar el tiempo. Pero no puedo. No puedo por más que lo intente. Jamás podré.
— ¿Sabes?, no entiendo porque haces esto. — Soltó Yuu cuando hacía la comida.
— Lo hago porque es tu platillo favorito. — Sonreí, y la vi. Mantenía la misma forma que cuando murió, su cuerpo terrenal, pero más ectoplasmico.
— No, eso no… hablo de otra cosa.
— Entonces dime de que hablas… —
— Todos los días, siempre me haces reír, y yo me olvido completamente de que el mundo entero me ignora, Yo… dime la verdad, ¿por qué lo haces?. — Me miró tajante y esperaba una respuesta seria.
— Yo… — Miré al rededor de la casa. No era un lugar muy grande, pero era lindo, era un hogar muy acogedor, mis padres me dejaron el lugar antes de morir. No encontré inspiración para mentirle en ningún lado de la casa. — ¿Por qué lo preguntas?. — Trataba de ganar un tiempo que me sería inservible.
— ¡Contesta! — La escuché más enojada, no era la respuesta que quería escuchar.
— Bien. — Tuve que asentir, y decirle la verdad. — ¿Recuerdas algo de hace cinco meses?.
— ¡¿Por qué tendría-…?—
— Espera. — Atiné a interrumpirla. — Esto tiene que ver con la verdad, no estoy tratando de jugar, ni hacerte una broma. — El corazón me dolía, ¿eso era normal?. — Si no recuerdas, te lo diré yo; Hace cinco meses, en agosto, yo iba caminando por la calle, como siempre, con la cabeza metida en un libro…
— Siempre tienes la cabeza en un libro. — susurró en tono de un refunfuño. —
— Cuando iba a cruzar la calle un auto venía a gran velocidad desde el sur, yo jamás lo vi… pero tu sí. Antes de que algo me pasara tu. — Solté un suspiro doloroso al recordar la escena. Yuu, mi querida Yuu. — Tu te sacrificaste para salvar mi vida.
— ¿Yo hice tal cosa?, haya que soy buena amiga, ¿verdad?. — Parecía no entender.
— ¡Yuu!, tu estás…
— Muerta… Ya lo sé. — Lo dijo con toda calma. — Es por eso que todo el mundo me ignora, me di cuenta el mismo día, después de asistir a clases, cuando no podía abrir mi mochila para sacar mis cuadernillos, o un lápiz. Pero jamás quise aceptarlo, creí que era porque me sentía muy débil, o quizá no tenía fuerzas y me sentía bien, pero no… no era así, nunca quise verlo, u aceptarlo, porque comprendí que había muerto.
— Yuu, todo este tiempo. — El corazón me dolía y tenía un nudo gigantesco en la garganta. Las lagrimas me salieron de un momento a otro. — Yo… ¡Lo siento tanto!
— Ya, descuida, no tienes que disculparte, a fin de cuentas fue mi decisión salvarte, y creo que debí haber sido más lista y arrojarme hacía atrás, pero no pude, te jalé hacía atrás y me impulsé yo, eso fue…
— ¡Tonta! — Me arrojé a su cuello en un intento de abrazarla. Caí al suelo. — Ni si quiera puedo abrazarte…
— Torpe, es porque soy un fantasma.
— ¿Como puedes aceptarlo así a la ligera?. —
— Si no lo acepto ahora, jamás lo haré, y viviré siempre en un eterno circulo de destrucción en el cual jamás podré cruzar al otro lado, entonces viviría siempre aquí, y tu no quieres eso, ¿verdad?.
— No, no quiero. — Pero tampoco quiero que te vayas. Pensé. Me sequé las lágrimas, y sonreí con todo el dolor del mundo.
— Promete que cuando me vaya, no estarás triste.
— No sé si pueda cumplirlo, Yuu, extraño poder abrazarte. — Cada vez que limpiaba mis lágrimas, otras nuevas reemplazaban a las que había secado.
— El día del baile está cerca. — Se agachó y me sonrío. Acercó su mano a mi.
— No puedo tocarte, ¿recuerdas?.
— Corrección, no puedes tocarme si no quiero, pero yo a ti sí. — Me tomó la mano y me levanté con su ayuda. — Tenemos que practicar un poco para el baile.
Estuvimos toda la tarde bailando, de aquí allá por toda la casa, como si bailar fuese a devolverle la vida, pero no, no lo haría. Nada lo haría.
Recordé el día del incidente; recuerdo que ese día le declararía mi amor. Sentía algo grande por ella, sentía… amor. Realmente la amaba, la amo… yo, yo no sé que hacer ahora. Solía usar gafas en aquel tiempo, ese día no las llevaba, sus padres me las dieron, dijeron que sería un recuerdo para mi consciencia, que recordaría todos los días como murió, por mi culpa. Cada noche, solía soñar siempre lo mismo, a veces ni siquiera quería dormir, porque ella estaba siempre ahí, sonriéndome y después desaparecía, sabía que si cedía a mi ilusión de buscarla en mis sueños caería en una trampa, caería a la locura.
Bailamos cada noche, después de llegar de la escuela, ella solía esperarme en casa, sentada en el sofá, siempre leyendo “Una canción para el verano”. Siempre me esperaba cinco minutos fuera de casa antes de llegar. La amaba cada vez más, y cada vez más me dolía no poder decírselo.
Cada tarde, y noche sin falta bailábamos, lento y suave al ritmo de una canción de jazz, la cual no sabíamos si tocarían esa misma noche en el festival. Bailamos durante cinco días seguidos, hasta que se llegó la fecha, el sábado que tanto esperaba Yuu, y que yo hubiese deseado que no llegase jamás, no quería que se fuera, pero ese era su deseo, debía dejarla ir.
Al llegar a la plaza donde se daría el baile, me sentí nervioso, era un festival el doble de grande lo que creí que sería. Caminábamos por ahí, observando todo, viendo de aquí allá todos los puestos de comida rápida, y juegos mecánicos que había, se podría decir que el festival fue tres veces más grande que el año pasado, Yuu se veía impresionada, parecía contemplar todo como si fuese algo nuevo, y aunque me hablaba, yo no podía contestarle, ya que… me verían como un loco, tenía que hablar como si hablase con el sujeto del puesto, y se me ocurrió una idea; tomé mi celular, lo dejé en silencio y lo coloqué en mi oreja, fingiendo como si estuviese llamando para hablar indirectamente con Yuu.
— ¡¿A qué es lindo ese peluche?!
— Sí, hay muchas cosas lindas en el festival.
— ¿Hablas con alguien?.
— No, sólo contigo.
Asintió. Entendió todo.
Así me comuniqué con ella todo el tiempo, de una forma indirecta. Hasta que llegó el tiempo, cerca había una pista improvisada que había creado la gente, todos alrededor, formando un circulo, y la gente bailando. La canción que habíamos estado practicando comenzó a sonar.
— ¡Vamos!, es la canción que hemos practicado estos días.
Tomó mi mano, y me llevó a la pista improvisada. Disimulé que caminaba, pero iba muy a prisa, hasta llegar al centro, parecía que nadie nos notaba, o al menos a mi. Todos bailaban muy pegados. Ella se acercó a mi, y me tomó por la cintura, y entrelazó sus dedos en los míos. No pude evitar sonrojarme.
— Te ves lindo cuando te sonrojas. — Lancé mi vista a otro lado. — Puedes hablarme en voz alta, nadie lo notará.
— No creo que sea lindo. — Fue lo único que pude decir.
Seguimos bailando, lentamente, nadie parecía percatarse de nosotros, eramos ignorados por completo, y eso me gustaba.
— Tom. — Sentí como me abrazó. Ella podía abrazarme. Por un momento creí sentir su calor. — Ya es hora, gracias por todo. — Me sonrió. Sus ojos ectoplasmicos destellaban cierta ternura, decía Adiós sin decirlo realmente. La canción se acabó, y ella se alejaba. Tan sólo podía verla, con la vista empañada por las lágrimas que ya no tardaban en salir. — Nos vemos después, realmente has hecho mucho, siento todo lo que pasaste por mi culpa. — Sonrió. Y desapareció.
— De nada. — Pude susurrar con la voz que poco a poco se iba rompiendo. — Gracias a ti... Te amo. — El corazón terminó de romperse después de decir aquello, porque ella ya no lo había escuchado, y se quedó recluso el sentimiento en todo mi ser, esperando ser liberado algún día.
Al final ella se fue. Cruzó al otro lado. Dejo de estar su alma en este mundo, pero yo jamás dejé de amarla. Siempre recuerdo ese incidente. Hace poco me diagnosticaron miopía, uso sus lentes para ver mejor. Eso me hace sentir cerca de ella, sólo un poco.
Han pasado dos años después del incidente.
Jamás olvidaré a Yuu, jamás.
Aún uso sus lentes.
— Donde sea que estés Yuu, juro que algún día iré, y nos veremos de nuevo… ¡Porque te amo!. — Fue mi promesa después del baile, hace un año y medio, y la cumpliré.
Hasta siempre, Yuu.
Esta hermosa muchacho
Aunque yuu quería que siguiera con su vida, fuera feliz y algún día se volvieran a encontrar… (Promueves mi depresión) :/ jeje
ME ENCANTÓ. LOVE YOU DAD!
Muy bueno!