Mi amor por ti, la eterna poesía.

Mi amor por ti, la eterna poesía.

El no saber que escribir es como no
amar, no te nace nada.

A lo mejor sientas deseo de no
lastimar a quien te lea, así como te obligas a ti mismo de mentalizarte que
estas amando.

Cuando no amas no comprendes, sucede
cuando no entiendo por qué dije eso en aquel capitulo.

Hoy solo quedan borrones de la
página que escribimos nuestra historia.

Aquella que le colocamos punto y
final.

Leerse entre líneas es como te
detenías a escuchar cada palabra que te decía.

Sin tener de que inspirarse porque
te perdí después que me dejaras a mí.

Al principio, no te extrañé en lo
absoluto porque cuando escribía sentía  que
te hablaba, cuando pienso únicamente en ti salen palabras disparadas que una
noche fría te leí y, que si llegara el día de verte darte las mismas pero
quizás, con otro significado.

No solía ser la misma persona que
escribía palabras digno de un enamorado a lo que soy ahora, una persona perdida
en los espacios en blancos.

En esos que llenaba de pensamientos
que tengo cuando por accidente decía tu nombre.

El poeta se ve perdido en el vacío
de la hoja con manchones de tinta que, reflejan fallidos intentos de escribir
cuando no ama.

El poeta se siente tan bien cuando
es el corazón que escribe, la mano que no descansa de relatarle a la hoja de
cómo se siente.

No es el cerebro que envía la señal
sino el corazón que produce una corriente que corre por mis venas hasta llegar
a mi mano, la misma con la que solía escribirte y acariciarte.

No todo es una palabra, también tenía
mi estilo de escribirte.

Todo tu cuerpo me parecía una hoja
en blanco en la que pensé poder llenar a manchones de besos, sin limitaciones
ni tinta a gastarse.

Y supe que  mentías que no escribías porque cuando te observaba
sentía que tu mirada me escribía una poesía.

Tus manos era un poema entero para
mí, es como si fuéramos un juguete y fueron tus piezas que encajaban en mi así
como encaja una palabra más para avisarle al mundo:” ¡Escribí una poesía!”.

Cualquier parecido a la poesía, así
eras y seguirás siendo.

Que lo mismo de no poder escribir
poesía es como que no amar, ahora no te tengo a 
ti ni tampoco más palabras tristes ni dulce que comunicarte porque a lo
que ahora me dedico es a llorarte.




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