NIÑAS MUJERES!
Hoy
ha llegado mi niña,
como
todos estos años;
a brindarme
sin engaños
tiernamente
su calor,
pero
siento con temor
que
en ella, algo ha cambiado
y
espero desconsolado
que
me diga sutilmente:
-que
ocupado está su vientre,
que
no me sienta enfadado-
No
es enfado lo que siento
y aunque
no es ella inocente,
quizás
sería yo inconsciente
si
algún reclamo le hiciera,
pues
no es ella la primera
ni
la última que sufre
por
la cruel incertidumbre
de
este trágico destino
que
nos brinda los caminos
pero
no quien nos enrumbe.
Solo
sé que hoy es mi hija
quizás
fue ayer la de ustedes,
la
que cayó entre las redes
de
un momento de pasión,
si
lo hizo por amor
o
fue cruelmente engañada
hoy
no se puede hacer nada
para
aliviar el dolor,
solo
queda dar amor
a la
criatura esperada.
Aunque
no es resignación
lo
que siento en mi cabeza,
¡Juzgo
a la naturaleza!
por creerla
equivocada
y
aunque no puedo hacer nada,
hoy
me atrevo a preguntar:
¿Qué
tan lógico es pensar,
-insisto
naturaleza-
que
madure la cereza
sin
el tallo madurar?
¿No veis
que son sólo niñas?
¿Por
qué las hacéis mujeres?
¿Por
qué despertáis placeres,
que no
pueden controlar?.
¿No
es mejor que al madurar,
lo
haga primero la mente?
¿No sería
más conveniente
que
pensaran como adultos,
antes
de poder dar frutos
no
agradables a la gente?
¿Por
qué les dais a sus cuerpos,
el poder
de procrear;
cuando
sólo han de pensar
en
simples risas y juegos?.
¿No
pensáis por un momento
que
más que la pubertad,
lo
que quieren en soñar
con
una niñez eterna?
¿No
creéis que les enferma,
el
tener que madurar?
Por
fuera son sólo niñas
por
dentro también lo son,
pero
cuentan con el don
de concebir
una vida
y no
encuentran la salida
cuando
dentro de su ser,
un
pequeño pueden ver
queriendo
venir al mundo
sin
tener claro su rumbo,
pues
su madre; niña es.
Y
aun así nada ha cambiado
siguen
siendo solo niñas,
ya
no juegan en campiñas
pero
tienen nuevos retos;
ya
no juegan con muñecos
ahora
juegan con sus niños
y
aunque les brindan abrigo
una
cosa me preocupa:
¡Quizás
tengan ellas culpa¡
pero,
¿La tienen sus hijos?.
¿Cómo
harán en su inocencia
para
cuidar un bebito,
si
en su espíritu marchito
una
niña aún respira?.
¿Qué
les responde la vida?
¿En
dónde dejan sus sueños?
¿Dónde
apunta su sendero?
¿Por
dónde está la salida?
-si sus
padres aún las cuidan-
¿Quién
cuidará sus pequeños?.
Aun
sigue siendo mi niña,
trae
consigo a mi nieto;
ahora
tengo un gran reto
ser
abuelo, siendo padre;
pero
sufro por mi madre
al
pensar en la agonía
que
sentiría aquel día
que
postergó tantos sueños
por
cuidar a su pequeño
pues
fue madre, ¡siendo niña!.