¿NO VES QUIÉN SOY?
INTRODUCCIÓN
Este cuento es solo una pequeña denuncia de todos los prejuicios por parte de las personas adultas y que están sometidas las niñas y los niños. Trabajo, me implico, me preocupo y me ocupo de la primera infancia en educación. Etapa que además de bonita, divertida, de continuos cambios y aprendizajes es algo muy serio. Desde el nacimiento hasta los seis años los adultos tenemos una gran responsabilidad, a la cual de forma inconsciente, no le damos importancia pudiendo hacer a corto, medio o largo plazo mucho daño a esas pequeñas personas que tanto queremos. Como educadora y como persona he escuchado a muchas familias comentarios estereotipados; por ejemplo: papas con coletas que le molestaba que su hijo llevará una, cuando el niño me la ha pedido por decisión propia, solo así hago una coleta tanto a un niño como a una niña, porque elijan llevarla. Comentarios de adultos entre risas de como sus hijos de distinto sexo van a ser pareja, del mismo sexo amistad, aparentemente son inocentes e inofensivos comentarios pero les estamos mandando un claro mensaje: que todos y todas nacemos cis y heterosexuales hasta que se demuestra lo contrario, haciendo así que muchas personas sufran en su infancia y adolescencia, y no hay que demostrar nada porque simplemente nacemos y no se debería sufrir por ello. Acabemos con los estereotipos, que la sociedad no marque como debemos ser, que las personas adultas dejemos a la infancia JUGAR algo tan simple, como maravilloso y muy serio a la vez JUGAR LIBREMENTE EDUCA EN IGUALDAD.
¿NO VES QUIÉN SOY?
Tengo seis años, me llamo Carolina pero no soy una niña
Sorprendió así a su mamá, muy enfadada, mientras está estaba leyendo un libro en el sofá.
¿Por qué dices eso, cariño?- le contesto mamá con media sonrisa y gesto calmado…
¡PORQUÉ NO ME GUSTÁN LAS COLETAS MAMÁAAA!!! Yo quiero el pelo corto y me gustan las cosas que me dices que son de niños. Grito muy enfadada Carolina
Todos los días me las haces porque dices que soy una niña, y a mí no me gustan, ni tampoco los vestidos de princesas y me enfada mucho que cuando estoy jugando con mi amigo Leo los mayores digáis que somos novios. ¡No es gracioso!
¿Dónde compraste mi vulva mamá? Quiero cambiarla por un pene para que te des cuenta que soy chico y no llevar ni coletas ni faldas y que nadie me diga nada cuando juego con Leo. – Le dijo a su mamá, sentada encima de ella y ya en calma. Entonces su mamá se dio cuenta de que su hija… su HIJO sufría por culpa de los mayores y eso le puso triste.
Mamá sonrió, cogió a Carolina entre sus brazos tumbadas en la alfombra y le dijo: Cariño, no compre tu vulva, venía contigo cuando naciste, como tus brazos y piernas, pero lo que no venía contigo eran ni las coletas, ni las faldas, ni tu nombre.
¿Y tengo que llevar mi vulva siempre?- pregunto Carolina. No cariño, cuando crezcas podrás elegir cambiarla por un pene, o tener una vulva de chico. Pero lo que a partir de hoy si vas a elegir es tu ropa, tu peinado y tu nombre si quieres. Porque lo único que me importa es que seas feliz y que juegues, que juegues mucho con Leo o con quien quieras sin que nadie te enfade así que no dejare que ninguna persona mayor os diga nada. -Le dijo mamá mientras le abrazaba fuerte.
Carolina, mejor dicho, su hijo (porque todavía no sabemos si va a cambiar su nombre) se puso muy contento: ¡¡¡BIENNNN MAMÁ!!! ¿Y se lo vas a decir a la yaya para que no me haga esas trenzas que tantos tirones me da? Claro que sí, cariño. Se lo voy a decir a todo el mundo para que seas tú, el niño que eres.