Papas fritas, honey mustard
Soy de esos que sólo comen mostaza si se mezcla con miel, porque así, sola, odio su sabor. Lo mismo me pasa contigo, puede que no seas literalmente comida, pero a ti te prefiero desnuda, de otra manera no me pareces interesante.
No me malinterpretes, eres realmente hermosa: tu pelo largo teñido de marrón, se ve perfecto con esa cara de niña traviesa y el cuerpecito de barbie te queda bien, pero eres insufriblemente artificial. Hablar contigo no le suma un pelo de dinamismo a mi día: eres insípida, plástica, común, por eso no te ofendas si acaso notas que solo te llamo para dominarte, es lo único relevante que puedes hacer por mí.
Aveces siento que debería dejar de jugar contigo, pero luego recuerdo que no tengo nada mejor; mis diablas y musas se me han ido escapando hacia un horizonte económicamente más próspero y emocionalmente menos sombrío. Mi personalidad es difícil, lo sé, pero a veces quisiera probar nuevamente el néctar de una diosa impulsiva y radical, idealista y complicada, que se preocupe más por gozar en la cama que por el salón y las uñas.
Al parecer las papas fritas deben acabarse, junto con la miel, y la mostaza hay que comerla sola y aguantarse, resignarse a prescindir de conversaciones inteligentes, enriquecedoras del alma, a costa de satisfacer una necesidad humana.
Para ver esta y otras historias visita mi blog. https://palabrasdetodoynada.wordpress.com/2015/11/18/papas-fritas-honey-mustard/