Pedacitos de luz
—¿A dónde vamos? —preguntó la inocente niña.
—Ya verás, ¡es una sorpresa! —respondió el joven oriundo del lugar. Sujetando su mano, corrieron por el majestuoso valle, mientras que la brisa del viento fresco los acariciaba; definitivamente, aquel paraíso natural, con toda su vegetación y aire limpio, sí que suprimía la incertidumbre que pudiera existir. Llegaron hasta la cima, y se sentaron en la banca del lugar para contemplar el panorama: los enormes árboles humedecían el aire y acobijaban a los animalitos del bosque; el río que no dejaba de sonar, como un espejo reflejaba toda la vegetación, y el cielo nocturno, de un color azul intenso, salpicado de estrellas luminosas; todo era sumamente encantador. La luna llena, amante del amor, muy callada como de costumbre, observaba a los tortolitos.
—¡Qué hermoso! Nunca había visto algo así. ¡Qué cielo tan hermoso, tan iluminado por la luz de la luna, el brillo del aire y sobretodo, esas estrellas! —suspiro—. Como me gustaría ver tantas gemas como estas por las noches, en lugar del cielo horrible y nublado de mi hogar.
—¡Ya sé! —exclamó el niño campesino. Con su overol algo gastado, y sus pies descalzos y frígidos, se paró sobre el asiento, y su compañera se hizo a un lado para prestarle atención. Ganó impulso y saltó lo más que pudo, estirando sus brazos, hasta que agarró del cielo una de las radiantes estrellas que lo adornaban—. Toma —y le dio aquel pedacito de luz. La niña sujetó la estrella, aquel diamante fulgurante, aquella gema del cielo, y y simplemente quedó maravillada. Él saltó una y otra vez, y antes de que se dieran cuenta, ya habían recolectado tantas gemas, que la dulce muchacha ya no podía almacenar más en su falda.
—Cuando vuelvas a tu hogar —le dijo—, ¡lánzalas al cielo!, para que decoren tu noche vacía, y recuerdes este paraíso natural. La niña se sonrojó, le dio un beso en la mejilla, y la pícara luna —que ya había visto todo—, les dedicó una sonrisa. Fue en ese instante cuando la pequeña se dio cuenta, de que la vida nunca había sido tan bella.