TRASHUMANCIA
que ya no esperan ni las plumas de un ave que las vuele.
Y qué callado descanso en ese verde mantel del otoño.
Qué estirados respaldos de copa levantada esparcen su aroma en el aire que suspiran.
mientras esperan que el ocaso les grite que se acabó la libertad.
Y llegará la noche con luces blancas y sueños eternos.
Y mañana seguirán ahí. Los mismos huéspedes con la misma lentitud…
y él con la misma soledad de una silla vacía.
Sabe que pronto caerá la lluvia, pero no porqué se derraman sus ojos.
Sabe de verdades y sin embargo él no para de mentirse.
Sabe mucho de lo vertiginoso que es el tiempo,
pero nunca entenderá esas horas interminables del reloj.