Una guerrera sin victoria.
Tiene tanta garra, tanta guerra, que se ha vuelto frágil. Tan rota que a veces olvida que su magia es interna y no táctil.
Que ellos son ciegos y ella el cupón premiado que sólo saben apreciar sus manos. Se pierde en sorteos del que sólo ellos salen ganando.
Y ella es más que azar,
porque toca cuando quiere,
y ella puede volar sin que nadie le diga “tú puedes”,
y sabe que puede,
pero después de tropezar, siempre es más fácil creer que vuelas si alguien te agarra las alas y te susurra lo buena que eres.
Pero sus voces sólo quieren volar en ella,
nunca aterrizar allí,
porque da miedo lo de quedarse a dormir,
lo de abrazar y poder sentir,
lo de mirar al lado, y que el premio esté justo ahí.
Follar y huir.
Mientras ella sueña aquel abrazo,
y ellos, aún sin saberlo,
pierden en aquella cama el cupón premiado.