A mi abuelo
No, no me olvidé de ti, simplemente dejé pasar felicitarte en tu cumpleaños porque a veces no tengo la fuerza y me faltan las ganas, y en otras me sobran las ganas… pero no encuentro la fuerza.
Te echo de menos. Hay días en los que me apetece volver a esa lumbre mágica que intentaba embaucarnos y al final, terminaba por abdicar y rendirse a nuestros ojos. Nos sentábamos allí, sin hacer nada. No existían móviles ni miradas bailando entre pantallas y, sobre todo, los valores no solían quedarse en fuera de cobertura.
Tenías siempre la oportunidad del momento. Ibas delante, como buen pirata, para allanar los campos de abrojos que pisaba de niño. Cargabas de balas mi sonrisa para luego reclutarme en tu tanque de papel. Siempre con esa extraña forma de ser más fuerte. De crecer. De no envejecer.
Ahora, con los años, quizá tenga el momento y me falte la oportunidad, tal vez me falte todo y no tenga nada, pero sé que estás a mi lado. Y eso hace que siga siendo libre.