Ya verás
Por el camino de los tiempos abreviados
vagaste, sin maletas y sin sueños.
Y aún no sé cómo ese andar deshabitado
te acercó como un viento a mis desiertos.
Una tras otra se abrieron las mañanas,
un empezar a ser, dobles y nuevos.
Y nuestro domicilio fue la carne,
mi paisaje y el tuyo, dos espejos.
No me diste las claves del pasado
ni te dije que lloro cuando beso.
Inventamos el fuego con las bocas
y clausuramos juntos el invierno.
La noche alada , desnuda de lunas,
llegará cuando queramos. Y queremos.
Inocentes y juntos, arrasados
y sin poder nombrar lo que tenemos.
Ya verás como al final de estas palabras
transparentes de luz, anidaremos
en las habitaciones de la sangre
y en los rincones temblorosos de los versos.
María José Maestre
(febrero 2015)