APARIENCIAS

APARIENCIAS

No sé por cuál idiota tomarme
Dejo de llamarme hombre
No sólo por lo inútil sino por lo raro que suena
En estos tiempos de impresionismo desesperado

—Lo real no es más que un absurdo juego de cortinas—
Me preocupo sólo por estar sentado:
Saludo a cuanto desconocido se entrometa
Y no me importa
Y no tengo por qué pararme e irme agobiado a casa
Simplemente más extraño aún
Visito los lugares colmados de mi tiempo
Y vuelvo cada mañana, cada tarde o cada noche
Cansado, indiferente, insomne
A posponer —no si excusas— el suicidio



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