Podrías Ser Tú

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Podrías Ser Tú

–El ansia de matar cada vez es más fuerte. En las calles el silencio es aterrador, despertando en mí el ansia de poder acometer mis crímenes más atroces.
–En un parque cercano se respira el aire fresco, las risas de unos transeúntes me llaman la atención.
–Ojalá pudiera reír, había olvidado lo que se sentía, el placer de desahogarse en compañía.
–No eran mi objetivo en aquel momento.
–Me adentré hacia las afueras y es como si el destino me lo hubiera puesto en bandeja.
–Era una chica de lo más atractiva, se insinuaba descaradamente pavoneándose delante de mí.
–Sus miedos más internos salieron a flote y mis delirios eran cada vez más intensos, con una sed de venganza aterradora, con sangre fría la apuñalé repetidas veces hasta que sus brazos quedaron descolgados completamente.
Tenía que deshacerme del cuerpo, así que lo arrastré hacia un lago cercano y dejé que su cuerpo se hundiera.
–Sentí una gran satisfacción., una paz inexplicable como cuando te has atiborrado de algo con placer, sabroso, mordaz, las gotas de sangre que afloraban en mi camisa y aquel sabor dulce de muerte, me relajaba, me apetecía seguir matando.
–Mi infancia no fue nada fácil, los devaneos de mi madre Hurgaron en mí como pesos que oprimían mis pensamientos.
–Era una mujer extremadamente bella, sus artes maquiavélicas le habían acompañado hasta el fin de sus días.
–Mi infancia estuvo llena de altibajos, hasta incluso palizas que me propinaban los amantes de mi madre.
–Desde entonces mi afán en la vida era destruir todo lo que se cruzara en mi camino, sin importarme lo más mínimo aquellas personas.
–NO, no debo pensar en mami…
–No descansaré hasta que mis ideas se aclaren, estoy confuso, perdido.
–No puedo volver a aquel lugar, tantos médicos con batas blancas y aquellas descargas eléctricas que recorrían mi cuerpo, golpeándome sin parar, sin piedad.
–Te daré la opción a que descubras esta trama Detective, necesito de tu perseverancia e inteligencia y suspicacia.
–Sí, fiel amigo, así te veo como un amigo lejano, compartiendo mis delirios y aspiraciones.
–Lo dejo en tus manos, descúbreme y te Haré un regalo que no olvidarás…
–Me conoces aunque aún no lo sabes, me encargaré de que lleguen a ti pruebas suficientes para llevarte ante mí, tal vez este enfermo, aunque es lo más probable.
–Te he observado de cerca y realmente eres asombroso, guapo y sobre todo interesante, me fascinas, me gustaría ser como tú pero no es posible, ¿verdad?
–Bueno dejémonos de juegos, vayamos a lo que realmente importa, los asesinatos que aún tengo que cometer, quiero que seas el primero en descubrirlos, te lo pondré fácil.
–Va siendo hora de que me retire a descansar, la noche ha sido muy dura la verdad, necesito reponer fuerzas.
–He tenido un sueño extraño.
–No para de llover, no soporto el agua, empapa todo lo que toca, la humedad se cala en mis huesos.
–He de darme prisa, me están esperando en un bar cercano, no puedo retrasarme, será alguna cosa importante lo que me tienen que decir.
–Buenos días, Detective le hemos citado aquí porque se ha cometido un atroz asesinato cerca de aquí, hemos encontrado una mujer en el lago.
–Es una chica de unos veinte años, se habían ensañado con ella cruelmente, tantas puñaladas que murió desangrada.
–¿Quién podía haber hecho algo así? Tan cruel, tan inhumano, algún loco tal vez.
-–Tendría que averiguarlo, pero no había ninguna pista ¿por dónde empezaría? así que observe minuciosamente el cuerpo.
–Y entre las uñas encontré un trozo de hilo de color negro una especie de franela, no era nada, pero para empezar hasta las cosas mas minuciosas pueden ser de utilidad en estos casos.
–Creo que me enfrento a alguien muy suspicaz e inteligente.
–Ya es de noche, la luna llena ilumina el paraje, sus rayos atravesando el cielo, recordándome que tengo que ir a descansar, el día ha sido muy duro.
–El aroma del café penetra en mí, una taza caliente antes de ir a dormir me sentará bien.
–Pensemos, el asesino la apuñala repetidas veces hasta matarla, siente un placer inmenso al hacerlo, se denota por su manera de cometer el homicidio.
–Su rabia innata es una pista aunque no lo parezca.
Encendió un cigarrillo y la nostalgia de tiempos pasados retumbaba en sus pensamientos.
–Qué sueño mas extraño, iba paseando por la ladera y de pronto alguien se me acercaba sigilosamente, oía sus pasos y de repente me apuñalaba repetidas veces, no veía su rostro, tan solo su ansia de matar.
–Salté de la cama y me puse a desayunar tostadas con mantequilla y el café con leche, como solía hacer desde temprana edad-.
–Vamos Detective, será un día interesante, no lo dudes.
Se dirigió al lago y dejó una pista para el Detective, un anillo grabado con sus iniciales y una nota, sabía que él seguiría investigando hasta dar con él.
–Mis pasos son firmes y silenciosos, necesito desahogarme, delante de mí tengo la respuesta.
–Señorita se le ha caído el pañuelo.
–Gracias por recogerlo, es usted muy amable.
–Tengo que matarla para calmar mi sed, sí Detective, una sed desproporcionada.
–Hundí el filo de la navaja en su yugular tan lentamente que parecía una muñeca de cera, su corazón dejó de latir y sentí una liberación inmensa, un placer que devoraba mis instintos más primitivos.
–Espero que tengas bastante trabajo por ahora amigo mío.
–Recuerdo cuando mi madre me abrazaba, cuando era muy pequeño, sentía su corazón palpitar cerca del mío, era una sensación agradable que nunca mas experimenté.
–No, no debo pensar en mami…
–Te cuento esto querido, para que lo guardes celosamente y te acuerdes de mí.
Unos pensamientos lejanos que no lograba alcanzar ni entender.
–Bueno me pondré en marcha, tengo que volver al lago, tal vez se me ha pasado algo por alto.
–¿Qué tenemos?
–Sí, hemos peinado la zona de los alrededores y hemos encontrado un anillo con las iniciales… ED…
–¡Ah! y una nota dirigida a usted.
–Gracias Capitán.
–Me quedé atónito, la nota se refería a otro asesinato que se había cometido muy cerca del lago, con detalles muy minuciosos.
–Y referente al anillo aquellas iníciales me eran familiares.
–Creí tener algo sólido, un lugar, un hecho, un sospechoso.
–Me dirigí al lugar un poco lejos de mi zona, pero sabia que la respuesta a mis preguntas estaba muy cerca de ser resuelta.
Era un lugar abandonado en las afueras, pero muy acogedor, se respiraba un aire fresco y allí estaba una de las pistas que el asesino me había dejado, era una camisa de franela.
Su primer sospechoso era un hombre de mediana edad, tal vez de unos cincuenta años, alguien al que conocía.
Tenía que volver al lago, algo se le escapaba, aunque con las tres pistas tenía la certeza de estar muy cerca de él.
–Mis pensamientos se desbordaban, no podía controlarlos, era mi trabajo, tantos años a favor de la justicia, que no me quedaba tiempo para relacionarme con el sexo opuesto.
Y aquello repercutía en su trabajo, no era aquel Detective de antaño, los años se le habían venido encima y su afán de protagonismo ya no surgía el mismo efecto ante sus compañeros.
De camino al lago desvió su mirada hacia unos chicos que estaban sentados en un banco del parque.
Volvieron a su cabeza pensamientos de felicidad, de juventud, algo que había perdido con los años, la nostalgia de la pubertad.
No era el momento de reflexiones, tenía que resolver dos casos y a este paso no acabaría nunca.
El lago estaba tranquilo y en los alrededores no había nada peculiar, así que sus pasos firmes los dirigió hacia los alrededores, donde se había cometido el segundo asesinato.
Una vez allí no vio nada que le diera ninguna pista, ¿Qué pasaba? ¿Que el asesino se burlaba de él?
–No creas que esto quedará así, te cogeré y cuando lo haga, pagarás por todos tus crímenes, no saldrás en años, de eso me encargo personalmente, no se lo que piensas pero deja de jugar conmigo de una puñetera vez.
–Necesito descansar, es hora que me retire a dormir, mañana será otro día muy largo, la verdad, espero dar contigo.
–No se porque me viene a la cabeza mi madre, pobre, que en paz descanse, era una gran señora y la admiraba, la quería con todas mis fuerzas, la lástima es que murió cuando era muy pequeño, hay cosas que se me escapan, que no recuerdo, en fin es muy tarde, ya pensaré mañana.
–Pero tú, seas quién seas, nos veremos las caras, no lo dudes, no quiero pensar más, necesito dormir, dormir, dormir…
Mientras nuestro Detective duerme plácidamente, nuestro asesino está maquinando como volver a matar, aquella ansia le embarga, es una sed desproporcionada, un afán de ser el número uno, el más ruin y despreciable del género humano.
Pero lo que no sabe, es que su querido amigo el Detective, es muy listo y suspicaz y que lo atrapará en su propio lugar donde está protegido de si mismo, de sus delirios y aires de grandeza.
–Siempre los mismos pensamientos, mami…
¿Cuándo dejarán de atormentarme estos pensamientos?… Parad… Parad…
–Es hora de acabar este pequeño diario, es para tí, para que cuando lo leas, seas lo suficientemente hombre para atraparme, te dejaré bien anotado, dónde encontrarme amigo mío.
–¿Te gusta sentir el miedo? me refiero ese miedo a ti mismo, a tus pensamientos y hechos, a encontrarte como realmente eres o te ven los demás, sí amigo, no podemos escapar de lo que somos por mucho que lo intentemos, el destino se encarga de poner a cada uno en su lugar y tu mereces lo peor.
–Me encontrarás muy cerca de donde vives, ya veras que fácil.
–Me siento tan libre como un pájaro que puede volar kilómetros sin estrellarse contra nada y que nada ni nadie es más que yo.
–Sabes, nací hace unos cincuenta años y me siento orgulloso de como soy aunque parezca lo contrario la gente me aprecia, Detective y tú me conoces muy bien.
–Vamos a lo que vamos, porque lo he hecho por afán de protagonismo, tu sabes muy bien lo que significa, toda tu vida te has dedicado a enseñarle a los demás lo que eres, lo que has trabajado, a ver si es verdad todo esto, demuéstralo.
–Este diario te dirá de mí, de mi forma de ser y actuar, espero que seas lo más inteligente posible amigo mío.
–Cuando tengas el diario en mano, comprenderás muchas cosas, la amnesia no puede durar toda la vida, se te despejarán muchas incógnitas.
Se dirigió al primer lugar donde asesinó a la primera víctima y minuciosamente dejó el diario, para que lo encontrara el Detective.
Con pasos firmes, se alejó del lugar sin ningún remordimiento, lo que había hecho para él era algo que tenía que hacer, su mente enfermiza descansaría por unos segundos y sus ideas de seguir matando le retumbaban sin parar. Ahora sólo faltaba esperar a que su fiel amigo volviera al lago y encontrara el diario que le llevaría a averiguar algo que le dejaría atónito.
Las suelas de sus zapatos resbalaban como pegándose en el asfalto, un asfalto que había recorrido muchas veces para cometer sus atroces crímenes.
En su mente aparecían escenas peculiares de tiempos pasados y se recreaba en sus pensamientos, pensamientos de un enfermo que tenía que estar encerrado de por vida.
–Ya he acabado amigo mío por hoy, mañana será otro día, espero que resuelvas este enigma cuanto antes, por tu propio bien.
–He de descansar, no puedo más, estoy derrotado por las circunstancias, necesito de ti, mami.
–No, no debo pensar en Mami…
Las ideas y pensamientos se mezclan en su cabeza como una explosión que retumba sin cesar y le hace perder el control de todas las situaciones en las que se encuentra.
–Hora de dormir, espero tener buenos sueños y escapar de mi mismo mientras duermo y cuando despierte, seguramente Detective habrás averiguado quién soy.
–Date prisa amigo mío, no queda mucho tiempo, estoy deseando volver a sentir tu miedo.
–Una taza de café me sentara bien antes de empezar a indagar sobre los dos asesinatos, aunque me parece, que será un buen día para dar con el asesino, tengo una corazonada, es como si lo hubiera soñado, me parece tan familiar…
–En fin, pongámonos en marcha.
Lo que no sabía es que lo que le esperaba, era una pista de lo más sabrosa, exquisita para el paladar más refinado. Por el camino se encontró con un viejo amigo de la infancia, habían compartido secretos y chismes de lo más suspicaces y ahora después de tantos años la añoranza afloró en él.
–¿Qué tal, viejo amigo?
–¿Cómo te van las cosas?
–De aquella manera, ya me conoces, sigo siendo un despistado patológico, pero en fin, lograste ser poli por lo que me han contado, un trabajo excitante ¿Verdad?
–Sí cierto excitante, me dirigía a investigar un asesinato.
–¡Qué emocionante!, ¿puedo acompañarte?, si no es molestia.
–Desde luego, no faltaba más.
Sus pasos firmes le llevaron hasta cerca del lago y en un rincón de la maleza se hallaba el diario.
–Mira me has dado suerte, una nueva pista y ésta me llevará directamente al asesino.
–Ábrelo a ver que pone.
–Muy interesante la verdad.
–Estoy en ascuas.
–Lo siento amigo mío, pero son pruebas contundentes que me llevan directamente al asesino y no es prudente que te las enseñe.
–Desde luego, tú sabrás como hacer tu trabajo, es confidencial.
–Bueno, ¿Por qué no nos reunimos algún día? y charlamos del pasado, será bonito recordar todo aquello de antaño.
–Sí, pero ahora quiero enseñarte una cosa que te va a interesar.
–¿De qué se trata?
–No te impacientes ya lo verás, será la culminación de mi ansia, un ansia que llevo dentro de mí, que me cuesta mucho saciar.
–Me estas asustando.
–¿Recuerdas, cuando éramos pequeños que siempre quería ser el protagonista?, pues es cierto-.
Que nada es lo que parece amigo mío, nada, ¿te acuerdas de mi madre?, tan servicial con todo el mundo, tan perfecta, tan simpática, di ¿te acuerdas?
–Pues la verdad que sí, era una dama de lo más elegante y simpática.
–¿Eso crees?
–¡Ingenuo!, os tenía a todos engañados, era una fulana, me maltrataba psicológicamente y sus amantes me propinaban palizas brutales-.
–Y ahora no hablemos más de mami… Querido amigo.
–¿Qué vas a hacer?… No, por favor déjame vivir.
Le apuñaló repetidas veces y la sangre chapoteaba sin parar, no sería su último asesinato, aún quedaba mucho por hacer.
Aquellos años con doble personalidad, aquel afán de poder y de aniquilación, todo aquello era fruto de una mente enfermiza, por una vez en su vida se sentía liberado.
–¿Verdad mami?… tú me enseñaste a ser un asesino voraz y despiadado, me acabo de encontrar, gracias mami…



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