Una noche, contigo
De pronto sus labios están contra los míos, y yo lo dejo, mi cuerpo tiembla y siento como me aprisionan sus labios suaves, siento como se mueven al ritmo con los míos, no puedo casi ni respirar, su lengua entra delicadamente a mi boca y empieza a jugar con el mío, no tengo control de mi misma, como si mi cuerpo reaccionara por su propia cuenta. Me agarro de la cintura con sus fuertes brazos, me levanto, me le subí y enrolle mis piernas en su cintura.
—Vámonos a un lugar más privado, Amanda. –No estaba muy segura de lo que quiso decir, solo sabía que quería más de él.
Cuando menos me di cuenta llegamos a una habitación, el me acostó delicadamente sobre la cama y empezó a tocarme, mi cuerpo se estremecía al sentir sus grandes manos varoniles, me sentía extraña.
—No, detente por favor. –Dije con voz temblorosa.
—¿Qué pasa? ¿Hice algo malo? –Respondió con un tono preocupado.
—No, es que… Yo nunca… soy virgen. –Contesté.
-No te preocupes, no soy como los demás, lo are delicadamente seré muy cuidadoso, te lo prometo lo are especial…déjame tener el privilegio de ser el primero en hacerte toda una mujer…
—Está bien…
Volvió a besarme y después mire como se quitaba toda la ropa, se volvió acercar a mí al grado de sentir su aliento en mi rostro y empezó a cambiarme el cuello lentamente, me estremecí, salieron de mí leves gemidos, estaba excitada…
—Uuuf, que sensible eres, eso me excita mucho más… —Admitió.
Rápidamente empezó a quitarme la ropa hasta dejarme desnuda, sus manos se movían por todo mi cuerpo acariciándome. -no podía pensar…
Besaba mi cuello mientras me agarraba las nalgas, luego empezó a chuparme los senos, su lengua se movía alrededor de mis pezones lentamente y delicadamente. Poco a poco fue bajando hasta que llego a mi pubis, me abrió las piernas y sentí como sus labios me tocaban, luego su lengua empezó a moverse en mi clítoris una y otra vez, me hiso gemir.
—Amanda, ya no resisto más, perdóname. —Dijo volviendo a mí.
De pronto pude sentir como su pene se introducía en mí, era grande y duro, sentí que viajaba, era tan excitante…, empezó a moverse, sentía como entraba y salía de mí una y otra vez, me dolía, pero me fascinaba, empecé a gemir más fuerte, sentía que podía tocar el quinto cielo, quería estar así para siempre.
—Si te duele mucho, puedo parar cuando quieras. –Dijo.
—No, no te detengas. –Respondí, casi suplicándole.
—Como tú mandes. –Contestó.
Sentía como su cuerpo se movía una y otra vez, no podía pensar en nada más que sólo placer, todo era nuevo, diferente, me encantaba, me excitaba todo te él, su cuerpo, su voz, su presencia.
—Trata de relajarte un poco y disfrutarlo, estas muy exaltada. —Dijo ordenándome.
—Sí. –me apresuré en decir.
Trate de relajarme, pero era difícil, no aguantaba más, sonrió y dio una pequeña carcajada él sabía que llegaba a mi límite. Sus movimientos cambiaron, eran más fuertes, cada vez más violentos, y a mi cada vez me encantaban de pronto ya no tuve conciencia de mí… Mis pezones se pusieron duros, mis bellos se erizaron, mi cuerpo empezó a convulsionar sentía como una “carga eléctrica” recorría todo mi cuerpo, ya no me dolían sus penetraciones, mi vagina estaba dilatada, no podía dejar de gemir una y otra vez…
De pronto me agarro de la cintura fuertemente y sin darme cuenta me voltio a un manteniendo su pene dentro de mí y siguió embistiéndome con fuerza.
Así estuvimos por un largo tiempo hasta que los dos quedamos agotados, desnudos y sin decir palabra alguna, dormimos el resto de la noche…
-Al día siguiente-
— ¡Ja!, quedó exhausta…
—¿James?
—Ya me voy. –Contestó con desagrado.
—No te vayas… quédate con migo. –Respondí sin saber que pasaba.
—¿Por qué me quedaría contigo? —Me miró a los ojos con tal furia, que me paralizo.
—¿Qué? Creí que querías estar con migo… tu dijiste, que que te gustaba. —dudé unos instantes.
—Jajajaja, ¿Qué me gustabas?, solo lo dije para acostarme con tigo. –Dijo con tono burlón—. Mientras yo intentaba comprender lo que pasaba.
—¿Qué estás diciendo? —dije con voz quebrantada—. Pero…
—¡¿Pero qué?! —Interrumpió.
—¿Creíste que quería alguna relación con tigo, o algo así? No Amanda, no me importas en absoluto, solo fuiste diversión por una noche.
—¡Todo fue una mentira! ¡¿Por qué?! ¡Dijiste que eras diferente…! –Grité con gran furia.
—¡Ya te lo dije! —insistió—. ¡Solo quería acostarme con tigo, nada más! —Mi mente estaba hecho un lio, me sentía la más grande estúpida del universo.
—Así que ya nunca me veras. —terminó diciendo.
—Adiós, Amanda…