ANIVERSARIO
Él me espera a cenar esta noche. Más de tres décadas han pasado y con Agustín siempre festejamos el día en que nos conocimos. Recreo su imagen en aquella época y veo un muchacho alto, trigueño, con una sonrisa pícara y seductora dibujada en el rostro gentil. De todos mis hijos, Juan, el mayor, es el que más se le parece, quizás por eso me cuida con tanto esmero en este presente cargado de olvidos.
Entiendo su preocupación. Todo comenzó aquella tarde al salir del centro comercial. Un mundo desconocido se presentó ante mis ojos, miraba a un lado y otro sin poder definir cuál era el camino de regreso; creo que alguien me encontró y sin saber cómo, volví a casa antes de la noche, confundida y desorientada. Desde entonces no me dejan salir sola, por eso estoy aquí, vestida para la ocasión y esperando a Juan que en pocos minutos me llevará a cenar con su padre.
Hoy es el aniversario de nuestro primer encuentro hace treinta y cinco años. Lo recuerdo muy bien. Yo subía la escalera de la facultad con una pila de libros en las manos cuando tropecé y caí sobre aquel apuesto estudiante… nunca más nos separamos. A pesar de la oposición familiar nos casamos en pocos meses, y luego el hogar se llenó de pequeñas alegrías que corrían por los patios repletos de flores y plantas. No sé bien que pasó después, quiero evocar los últimos tiempos pero ellos se esconden en un vacío profundo donde reina el villano silencioso del olvido. En realidad no me importa, mientras pueda tener momentos dichosos para revivir, es suficiente.
Llegamos al restaurante y la mesa vestida de fiesta espera en la terraza. En medio del murmullo de las olas y el mágico atardecer, las velas encendidas y las copas de cristal predicen una velada maravillosa. Agustín me saluda con un afectuoso beso en la mejilla y su conversación hace renacer en mi emociones y sensaciones dormidas. Lo miro y pienso que sigue siendo guapo, con su sonrisa picara y seductora dibujada en el rostro gentil. Los años no han pasado para él; es extraño, no envejece, aunque está algo distraído porque a veces me dice “mamá”.