ENAJENACIÓN
Inenarrable
la línea borrosa,
que escondemos bajo la almohada
por encima de las pesadillas.
Si yo fuese palabra
sería anhelo,
si vos fueses sensación
serías sed,
y si esto pudiese volar
se caería por el peso de tantos sueños inacabados.
Se escucha lejos,
el crepitar producido por tus ojos pestañando
rítmicos, armoniosos,
como el sonido que producís vos
al mojarme el borde de los labios
cuando me dan ganas de robarte la boca
con las palabras todavía adentro.
Adentro, arriba
escondiendo(nos)
las horas que sobornamos
con la intención de desnudarnos
del recuerdo,
de las mañanas que no pudieron ser,
de la incapacidad para abrazarnos.
Y después de haber dejado el mensaje
envuelto en tinta efímera,
como cada roce y cada paso que damos
en dirección opuesta/nebulosa,
yo me animo a tirar –de- la mano,
esconder la piedra,
y pedir por favor
que los golpes que me doy en la cabeza
contra el vidrio de la ventana del colectivo,
(cuando lloro y voy pensando en vos)
duelan menos
que la enajenación
provocada por el sonido
de tu voz.