“Llorando su pena”
Imagino a una mujer arrodillada al lado de la camilla de la persona que ama quizás el amor de su vida, me imagino como grita y lo abraza negándose a la idea de perderlo, me imagino como su mirar se pierde, imagino ese nudo en su garganta, imagino toda la escena, las personas a su lado diciéndole que todo estará bien, diciéndole que debe dejarle ir, algunas llorando, otras desconcertadas, mientras que entre quizas veinte personas de las que están su alrededor amigos, familiares, conocidos, médicos, enfermeras, entre todas esas la única que esta muriendo con él, es ella, mi mente y mi cuerpo se transportan a ese lugar, a esa imagen, puedo escuchar su sollozo, ella yace tirada sobre el hombre de la camilla, llorando desconsolada.
-No me dejes- Dice mientras las lágrimas bajan por sus ojos, su rimel corriendo junto a las lágrimas- No puedes dejarme- Grita esta desconsolada- No puedo vivir sin ti, por favor, no puedo vivir sin ti ¡VUELVE!- le grita mientras batuquea su cuerpo, unas chicas comienzan a tomarla de los brazos-
-Tienes que calmarte, basta tienes que parar- La toman, esta lucha para no ser apartada del lado de la única persona que hizo feliz su miserable vida, el miedo tras sus ojos es notorio, no puede enfrentarse a la vida sin él, mejor dicho no está lista para hacerlo-
-¡Por Favor despierta!-Grita de nuevo, las personas a su alrededor lloran, pero no por el que yace en la camilla, si no por la que llora su perdida, asi es siempre, nadie lamenta en serio la muerte, nadie llora por el que murió, lloran al ver al que verdaderamente le amo llorar- ¡No me dejes! por favor no me dejes- Suplicó entre el llanto, su voz era tan rota, temía romper, en llanto yo misma- Juraste que jamás me dejarías sola- Dijo al fin hundiéndose en su pecho-
-Levántate- Dijo una mujer de edad tomándole por el brazo-
-Lo juro- Negó esta con la cabeza- Lo juro- Repitió mientras la levantaba y caminaba para salir de la habitación, su mirada no era similar a la que tenía hace unos segundos, esta estaba completamente perdida, cegada por rabia, cegada por dolor, toda ella estaba perdida en otro mundo donde su amor seguía vivo besándola, a la orilla de la playa, susurrando-
-Yo jamas, jamas te dejare-Esta sonrió mientras salía de la habitación, mientras su imaginación le mostraba imágenes que jamás volvería a vivir…
Se encontraba en un cuarto de color blanco, sin siquiera otro color para fantasear, ella vestida en una pijama del mismo color, sentada en sillón al lado de una ventana, sus ojos mirando el cielo, su brazo recostado sobre este, tan débil, tan indefensa, tan resignada, pero ¿resignada a que?.
Suplicaba por ir al lado de su amor, suplicaba para que la muerte viniera lo más rápido por ella, suplicaba por tener el poder de viajar al lado de la persona que ama, por conocer el paraiso, un paraiso donde el la esperaría metido en un traje de color azul (su favorito) un paraíso donde vivirán el tan nombrado “Felices para siempre” allí la muerte no llega, alli el dolor no duraría, allí nada más que sonrisas y alegría era lo que le esperaba, él no podía haber ido a otro sitio que no fuese allí, porque él era un ángel en vida, su héroe, el que la amo por sobre todas las cosas, odiaba al mundo por lo sucedido, permitieron que muriera en ese maldito hospital, permitieron que el dejara de alumbrar al lado del sol con su sonrisa, con la misma sonrisa con la que la enamoró, le arrebataron la vida, no fue un conductor ebrio, no fue el mismo, no fue un simple accidente en auto, no fue la vida que decidio llevarselo, no fue Dios, fue el amor, fue el odio, fue la obsesión, fue la maldad, fue el rencor, si, fue una mujer que decía amarlo quien con un disparo le arrebató la vida, fue una mujer que lo amaba con todo su ser, fue alguien que dijo que jamas te lastimaria, fue alguien que vio la luz tras sus ojos, fue el amor tan grande que esta sentía o quizás el odio, es difícil averiguarlo, es difícil saber quién se llevó su vida, nadie se hace a la idea de que podría llevarla a apretar el gatillo, nadie sabe las razones tras su mirar, nadie conoce el motivo del porque ella terminó por enviarlo lejos, nadie sabe porque todo ese amor se convirtió en rencor, no llegamos a conocer del todo a las personas, pero en efecto, no fue un accidente, fue la misma que ahora yace mirando hacia la nada, la misma que grito y lloro en el hospital, fue ella quien disparó.
¿que sucede en su corazón? ¿por que su mirada está perdida? no hay respuestas, ahora ella está encerrada tras las paredes de un psiquiátrico, ahora ella no hace más que maldecirse a sí misma, si es que eso le hace justicia, lo ha intentado tantas veces, pero la muerte se rehúsa a llevarsela, la muerte la quiere aquí, en este lugar, quiere que sufra por lo que hizo, como sucedió nadie lo sabe…
El doctor entra con una libreta en su mano, ella no voltea a verle, es como si nadie jamás hubiese entrado, este la mira en silencio, pone el banquito que trajo consigo en el suelo dado que no podían dejarle nada que le permitiera lastimarse, la mira con pena, siente pena por la chica.
-¿No quieres hablar?- Interroga este, no obtiene respuestas- Quiero ayudarte, quiero que sepas que puedes contar conmigo-
La chica sonríe con tristeza, no es como si le importara que este le tenga lastima, no, ella odiaba ese hecho, pero de alguna u otra forma, es el, el unico que viene a verla desde aquel dia en el hospital, desde el día en que mató al hombre que ama.
-Nadie nos advierte que a veces el amor puede ser la peor arma mortal- Dice sin dejar de mirar por la ventana-
-Nadie tiene la respuesta a ello, algunos amores son complicados- Sonrió ¿complicado?-
-El amor no es malo, solo es complicado-Respondió-