Melolagnia, inspiración.
El cerro sus ojos para canalizar una tonada musical, imaginandola a ella, sus ansias le proporcionaban tocar con mucha pasión aquel viejo instrumento, y deslizaba aquellos dedos con firmeza, creando un pentagrama en aquel cuerpo agitado; cómo sería tocarla, ¿cómo debía tocarla? Sin embargo la música lo guío y extasiado en su propio mundo la tomo por sus muslos trayendola hacia él, era inevitable no olerla, tenía tanto por hacer, quería comer de ella. Sus respiraciones entre cortadas, una boca entreabierta que gemía a causa del placer que aquel hombre le otorgaba eran la combinación perfecta. Los jadeos eran frecuentes, los pechos bailaban entre sí clamando ser modidos y lamidos, y el choque que producía ambos cuerpos delataban la mas profunda inspiración morbida. Abrio sus ojos muy complacido y ella ya no estaba, tan solo quedo sumergida en un bucle de melodías que esa noche creó.