Lili
Escucho tus pasos en el silencio de la casa;
Estás llegando.
El sonido se hace más fuerte,
Y antes de darme cuenta
Ya estás en la puerta.
Entras y me miras sentada frente a la ventana.
Qué más quieres de mí,
Te preguntan mis lágrimas.
Tu sonrisa boba y triste aparece.
Sólo a ti, me dices.
Pero no, amor mío.
Tú ya no me quieres.
Tus ojos no me gritan lo mismo
Y ahora me hacen caso omiso.
No hay deseo en tus manos recorriendo mi cuerpo
Ni alegría en tu pecho al verme acariciar un lienzo.
Y yo sólo
No sé cómo no seguir aferrada a ti.
Tú crees que me lastimas al no sentir.
Pero me hieres más si sigues aquí.
Prefiero no pintar tus mejillas carmesí,
Ni tu torso desnudo a la luz del mediodía.
No seguir admirando tu clavícula torcida
Ni rozar tus labios luego de recitarme una poesía.
Fuimos amanecer, alma mía.
Pero ahora somos crepúsculo,
Que como fuego
Crepita hasta su noche
Con un cielo despejado
Y un corazón abarrotado,
Derrotado,
Destrozado.
Si el amor es noble
Me permitirá abrigo hasta la madrugada
Sin tus ojos veloces
Que sólo buscan tapar mis cortes.
Y si tus dedos aún quieren
Coser mi silencio
Te invito a desalojar
Mi pecho.