Desde dentro
Me siento muerto estando respirando aún. No me siento extrañado y no creo que lo sea.
A veces pienso que no encajo en este mundo y vine sin objetivos ni un pre destino.
Me cuesta a pesar de que leo tanto y analizo todo, de que casi todas las malditas noches me acuesto a pensar y sé qué no debo hacer que soy un inmundo necio que no puede seguir sus propias reglas.
Me es difícil pensar cómo es que sigo cayendo bajo. ¿Cómo? ¿Cómo un ser puede caer tanto en una misma cosa? ¿Cómo un vicio se vuelve una necesidad y te mata lentamente? Preferiría haberme vuelto adicto al cigarro y morir a los 30 que el amor me rozara y me envenenara.
Cada día voy cayendo en cuenta que el amor es una maldita sugestión del ser humano, un mito vigente. Y es peligroso para gente como yo porque esa misma sugestión te atormenta si estás muerto porque te vuelves a sentir vivo. El sexo, algo menos o más que el amor, depende de en quién lo encuentres.
Particularmente yo caí en mujeres y la última me arrastró por todo, es lo más confuso que he visto nunca y en realidad no sé si quiero seguir. No tengo un hogar.
Su piel se siente bien, sus labios son ricos, caí en ella y ella me consumió y ya siento que no puedo seguir dando mientras yo me quedo sin nada aunque me llevé parte de ella o eso creo. En realidad no sé ni qué tengo ni qué perdí, no siento nada, sólo un vacío en mi pecho.
Huelo su perfume en mis sábanas y eso sólo me hace recordar ayer, todo lo que hicimos, y eso me confunde más.