A MIS HIJOS!

A MIS HIJOS!

A
mis hijos yo los quiero como a nadie he de querer

yo
los quiero a mi manera y no se puede entender

yo
los quiero porque quiero no por deberlos querer

yo
los quiero cuando quiero aunque no los pueda ver.

 

A
mis hijos yo los quiero como el pintor al pincel

como
un autor a sus obras como un niño a un carrusel

como
quieren las abejas el panal que les da miel

como
quieren las ardillas a un buen árbol, a una nuez.

 

A
mis hijos yo los quiero de una forma singular

yo
los quiero por ser míos pues no son de nadie más

yo
los quiero cuando ríen mucho más si han de llorar

yo
los quiero si me quieren y si no, los quiero igual.

 

A
mis hijos yo los quiero como el mundo no imagina

yo los
quiero si es de noche, yo los quiero si es de día;

yo
los quiero cuando el viento su suave rostro acaricia

yo
los quiero cuanto quiero, pues al querer no hay medidas.

 

A
mis hijos yo los quiero sin razón, motivo o causa

yo
los quiero como quiero pues para querer no hay pautas

yo
los quiero aunque no quieran las personas que lo haga

yo
los quiero con mi cuerpo yo los quiero con mi alma.

 

A
mis hijos yo los quiero tan solo por su sonrisa,

tan
solo por sus encantos, tan solo por sus caricias,

tan
solo porque me quieren, tan solo porque me miran,

tan
solo por estar vivos, tan solo por ser mi vida.

 

A
mis hijos yo los amo como un avión ama el viento

pues
lo eleva a las alturas y además le da sustento,

yo
los amo como se ama un alivio si hay tormento

como
se aman los aplausos al final de un gran concierto.

 

A
mis hijos los adoro como un indio adora el sol,

como
se adora la luna, un creyente ama a Dios,

como
se adora un buen libro, cuando se es un gran lector,

como
se adora la brisa, cuando se tiene calor.

 

A
mis hijos los añoro, como al agua añora un pez

como
se añoran los años, al llegar a la vejez

como
se añora un consuelo, cuando se tiene un revés

como
se añoran las cosas, al no poderlas tener.

 

A
mis hijos yo quisiera les llegaran estas líneas

para
que ellos supieran cuan irónica es la vida

a
veces quien más te quiere es a quien menos admiras,

y a
veces quien tiene todo quizás no tiene alegría.

 

A
mis hijos, mis retoños; yo les doy mil bendiciones,

yo
los llevo en mis recuerdos, también en mis oraciones

yo
los abrazo en mis sueños, pero son solo ilusiones

de
mi vida no son parte, son su amos y señores.

 

A
mis hijos cuando muera quisiera que no me olviden

que
sepan cuanto los amo, que sepan cuanto los quise,

que
aunque nunca me conozcan, en su mente siempre brille,

el
recuerdo de su padre, el hombre que ya no vive.




  • 0 Comentarios

    Dejar una respuesta

    Contacto

    info@scriboeditorial.com
    666 47 92 74

    Envío
    o de las

    Inicia Sesión

    o    

    ¿Ha olvidado sus datos?