Ser libre suena feo,
Somos nuestra propia enfermedad…
Vivimos en un mundo de conserva en lata
envuelto en un fajo de plástico
por la mano de obra barata
pagada con los sucios billetes que nos robaron.
Somos las cenizas de las llamaradas
que un día levantaron nuestros abuelos
para que pudiésemos tener una vida digna
en vez de las manos llenas de heridas.
Somos todos esos ilusos
que creímos en el “abrefacil”
en vez de aprender a pelar patatas,
para hoy no morirnos de hambre
porque el coltán no se come.
Somos los que crecimos entre algodones;
creyendo que eso era lo normal
porque en casa nunca hizo frío,
mamá ha hecho macarrones
en la tele dan el fútbol
y te han dado like en Facebook.
Somos los que al crecer queremos descrecer,
porque nos asusta esta sociedad amoral
en la que no somos capaces de creer
ni encontrar representación alguna.
Somos los adoctrinados en horarios
los enjaulados en minutos…
Los que corremos para coger el metro
mientras nuestra prisa nos impide ver
que se nos escapa cada día el tren del presente.
Somos los que aprendimos solo patrones;
Y por eso un poema libre nos suena tan feo
como un inmigrante en el barrio,
un gitano en la universidad,
o alguien durmiendo en un cajero.
Somos los educados para ser educados,
los que no podemos andar descalzos
revolcarnos en las hojas, o escalar un árbol…
y es por eso que nos hemos convertido
en una sociedad llena de maleducados.
Somos el reflejo de hoy, de ayer y de mañana,
protagonistas de un momento histórico
tan tecnológicamente deshumanizado,
que la poesía es el único refugio existente
para quienes huimos de este mundo insano.