Mi tesoro

Mi tesoro

Ella lo mira expectante. Hunde
los ojos, como si se estuviera zambullendo en si misma. Él la mira triunfante,
en ese instante glorioso en el que el hombre común logra sobreponerse contra
los elementos y presiente que todo va a salir cómo ha planeado. Saca la cajita
del bolsillo derecho con la mano izquierda, efectuando un movimiento varias
veces ensayado. Ella lleva la vista alternativamente de su rostro a su mano,
como si estuviera viendo un imposible. Él sonríe con otro gesto calculado y perfectamente
realizado, como el movimiento hábil de un esgrimista, Levanta la cajita hasta
la altura de los ojos, la orienta en su dirección y la abre. Dentro, entre
sedas blancas descansa el anillo de oro. Ella lo ve y su rostro se transforma,
parece desbordarse en una sonrisa que amenaza desfigurarla. Sus ojos se llenan
de lágrimas.

_¿En serio?- pregunta en un agudo
chillido.

Él afirma con un movimiento de la
cabeza.

_¿Aceptas? _pregunta con el aire
triunfal del que ya sabe la respuesta.

_Claro que acepto _exclama ella y
rompe en un sollozo.

Se abrazan durante unos segundos.

Ella no puede aguantar la
ansiedad, y aún abrazada a él, toma el anillo, lo lleva hasta el dedo anular de
su mano izquierda y se lo pone.

Al instante desaparece.

En ese mismo segundo, en lo alto
de la torre oscura, el furioso ojo de fuego desanda el mundo en su dirección.




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