Insomnio:
Insomnio, luz de luna que enceguece mis ojos. No me deja descansar, me absorbe. Mi cabeza duele, mis respiraciones se entorpecen. Mis ojos distantes miran fijamente el techo, como si dentro de su estructura estuviera la respuesta. ¿Qué me mantiene despierta? Mi reloj marca en rojo la hora, las 3 de la madrigada. Mi sueño se ha ido, la esperanza de encontrarte en mis sueños ya no está. Intento cerrar mis ojos, se abren, no están cansados.
El silencio es ensordecedor, me atrapa. Habitación se siente fría, mis sabanas no abrigan, mi cuerpo se congela mientras contemplo la oscuridad. Necesito dormir, pero mi cerebro no coopera. Vaga en el mar de la conciencia, buscando la razón de mi desvelo. Huele a rosas de mi perfume, se impregna en mis fosas nasales, me abraza. Mis latidos son calmados, el ambiente me ínsita a dormir.
Y solo estoy aquí, con la mirada perdida en un punto ciego y oscuro. Mi cerebro reacciona, la encontró, tú eres la razón de mi desvelo. Tu retrato se cruza ante mí, y ya no soy capaz de mantener la mirada en el techo. Me poso de rodillas frente a mi ventana, admiro el firmamento, oscuro, inmenso, manso, casi sin estrellas.
Y te imagino, posando tu cabeza con ternura en mi hombro. Haciendo nuestro el momento, beso tu cabeza en torno aquel te quiero que mis labios no pronuncian. Mis dedos se unen a los tuyos y me siento completa, me siento viva. Aquí estas realmente, puedo sentir tu calor. No te vayas, disfruta conmigo las coloridas pinturas del amanecer, aprietas fuertemente mi mano, te miro nostálgica. Tus manos acarician mi rostro y me rindo ante ti, mi sumisión es evidente. Me emocionan tus toques, te siento cerca. Me miras, no te quieres ir, tu mirada me marea.
¡No te vayas! Tus labios húmedos calienten mis resecos labios, y poco a poco te observo desvanecerte. Me despierto, todo ha sido un sueño. Mi mente sufría de insomnio más mi cuerpo nunca lo hizo, me acompañaste en mis sueños, los velaste. Fuiste causa de mi insomnio, la más bonita de todas las causas. Cierro mis ojos, mi mente está en calma, serenaste mi alma. Duermo feliz, porque así como ahora siempre estás en mis sueños. Me acercas a ti, puedo tocarte, sentirte a mi lado. Y entonces solo sonrió, finamente dejándome arrastrar por los acunantes brazos de Morfeo.