Solo quiero amarte:
Lo intente, me negué, me aferre a pensar que esto no era
real. Que mis mariposas no se inclinaban hacia ti cuando mis ojos marrones te
observan expectantes con admiración, intente cegar a mi corazón para que no
siguiera tu camino, aun cuando quería seguirte sin rezongar. Mis sentimientos
nunca se negaron, siempre se aferraron a ti, querían quererte. No supe como
sucedió, no lo identifique, solo sucedió. Mi corazón comenzó amarte, tenía
miedo, no quise admitirlo, solo sé que nunca más te quise lejos.
Alguien lo dijo, nunca escuche, siempre me reí, lo ignoraba.
Mi alma te pertenecía, te llamaba, pedía a gritos tu presencia. Te acercabas y
me sentía nerviosa, no entendía lo que sucedía, pero ante mis ojos estaba la
respuesta. Me vende los ojos para no verla, tenía miedo, me asustaba confirmar
lo que mi corazón desde hace tanto había predicho.
El destino lo sabía, el universo se enteró, todos lo sabían
excepto yo. Como seguir negando lo evidente, mi sonrisa no podía ocultarse. Mi
amor por ti se dejaba florecer, lo comprendí. Cuando mi corazón dolió, cuando
la presión en mi pecho se tornó cruda, voraz, ardiente, cual aquel órgano
bombeador de sangre comenzó a sentirse triste fue donde realmente lo entendí.
No se niega la verdad, no te aferras a la falsedad, llega un
punto donde todo se ordena, todo tiene un sentido, las piezas logran encajar.
Cuando mis lágrimas comenzaron a correr libremente a causa de ti fue donde mi
alma necesito la tuya, comprendí que tú eras mi completo, mi mitad, mi pieza
faltante. La euforia en mi pecho lo requería, lo ahogaba entre sus gritos, mi
garganta quemaba por dentro.
Mi cuerpo tembló, la ansiedad vino a mí, mi boca se secó, y
por un momento te odie, por hacerme decir desde el fondo de mis entrañas
aquello que por tanto tiempo intente evitar. Me enamore, me enamore de ti,
finalmente lo dije. Finalmente lo exprese, finalmente lo acepte. Adiós al
gusto, adiós a la atención, hola y bienvenido a este nuevo sentimiento que de
mi broto.
Lo aleje, intente evitarlo cuando comencé a sentirlo, pude
haberlo borrado pero el corazón siempre gana, el amor siempre llama, viniste a
mí, me embrujaste con tus encantos y ahora estoy aquí cayendo levemente en
almohadas de plumas sintiéndome volar. Me enamore, indiscutiblemente me deje
llevar.
Como no quererte, si cuando mis luces se desvanecieron tu estuviste alumbrando cada rincón con aquella luminosidad destellante que te caracteriza. Con tus acuarelas pintaste de alegría mis paisajes, llenaste de color aquellos tristes dibujos que había plasmado en un papel. Mi reconstruido corazón anhela el calor de tu corazón para sanar aquellas heridas que alguna vez me impidieron sonreír, mi montaña rusa solo quiere recorrer los rieles de la felicidad junto a ti.
Estas allí tan lejos de mí, tan distante, tan añorante. ¡Te necesito! ¡Oh necesito tus brazos dulce niño! ser rodeada fuertemente por tus sublimes palabras, esas que recorren mis oídos y llegan hacia aquella alma desconsolada que solo desea acompañarte. Solo quiero amarte, aun en la distancia ¡Oh chico que es lo que me haces!
Me impulsas a dejarme acarrear por mis sentimientos, aquellos que sin lugar a dudas me llevan hacia donde estas, mis lágrimas saladas recorren mi perfilado rostro. Humedeciendo la camisa que me viste, miro la luna y en ella solo tu rostro esta. Las estrellas se apilan dulcemente para formar un corazón, el corazón que solo quiere cuidarte, cuidar de tus sentimientos, abrigarte durante estos días en los que el cielo te produce nostalgia. En aquellos donde me sienten las lejos cuando realmente estoy tan cerca, jamás he estado lejos, para mí nunca tú lo has estado.
Si oyeras el latir de mi palpitante corazón, entenderías que detrás de todo aquel movimiento existe un secreto bien guardado. Se emociona, ríe, se sonroja, llora desconsoladamente porque tu no estas. Demuestra que me quieres ¡Oh dueño de mí! Tanto como mi boca quiere gritarlo a los 4 vientos lo que siente y sea capaz de atravesar los kilómetros hasta llegar a ti. Tanto como te conviertes en mi último pensamiento durante mis noches más oscuras, esas en las que no existe mejor compañía que tus abrigadoras palabras, donde nuestros momentos se combinan y se convierten en los sueños más dulces de mi existencia.