Sólo miro, nada toco.
La verticalidad de tu sonrisa me pasma
Me deja perdido en una maraña de confusiones e indecisiones
Quiero, deseo, necesito tocarla
Pero no puedo, no tengo, no debo
Me sonríe
Me invita a besarla
Pero no
Sólo miro, nada toco.
Me saca la lengua en plan pícaro
Yo agacho la mirada y miro mis pies
Mirarla me escuece las entrañas
¡Vamos! ¡Anímate! –Me digo
Pero no
Sólo miro, nada toco.
Ya me estoy cansando de esta situación
De mi indisponibilidad
De mi cobardía
Si al menos pudiera rosar esa verticalidad con mi lengua
Hacer un recorrido milimétrico con ella sobre esa sonrisa
Pero no puedo, no tengo, no debo
Y la condenada me sigue sonriendo
Parece una invitación a su lecho
Pero me conozco
Si la toco
No querré irme
Por eso…
Sólo miro, nada toco.