La princesa.
La
princesa había perdido la cuenta del tiempo que llevaba prisionera en aquel sombrío
castillo. Aún así, cosechaba las esperanzas que algún día llegara el príncipe
de sus sueños que lograra rescatarla.
Mientras
tanto, solo le sobraba el tiempo para afilar su espada y apilar en un rincón de
la habitación, las cabezas seccionadas de todos aquellos caballeros que
anteriormente pretendieron salvarla.
Con
ninguno de ellos, la princesa había soñado.