Los Poemas de D “333”
Los Poemas de “D”
333
by Darwin Ramirez
“Catarsis”
¿Qué me pasa? ¿Qué quiero ser en realidad? Me siento atrapado dentro de un mundo del que no soy, siento que aparento ser otra persona, cada vez me alejo más de mi esencia, de mi camino, sintiendo que aquí debo estar pero al mismo tiempo no, no sé qué me mueve, que me motiva o que quiero, soy diferente al mundo al que permanezco cayendo en el autocastigo de adjetivar mi persona en un intento barato de dar una explicación, me doy asco… ¿quién soy? ¿dónde necesito estar? Será que ¿mi lugar está lejos de aquí o soy el cúmulo de lo que todo el mundo desea? No soy yo… entonces ¿quién soy? ¿a dónde pertenezco? Es la respuesta que busco en la inmensidad de la tensa calma que vive en mí, mi centro, mi yo motivado por el más grande instinto de descubrirme, ¿cuál es mi camino? ¿cuál debo seguir? ¿lo que mi corazón dice o lo que la razón demanda? Ese es el camino que siempre andamos, la senda sin fin en donde un solo sentido se divide al final en dos, la razón o el corazón, mente versus instinto, alma versus ser, todo es una constante disputa para determinar no la polaridad de nuestra vida y nuestra mente, sino para desechar lo que el mundo quiere, ¿esto es la sabiduría? ¿saber llegar a ella? Conocimiento, experiencia… o esta es relativa y no existe.
Permanezco sintiendo lo que vivo en contraste con lo que quiero vivir, fragmentado dentro de la complacencia llevándome a la ira y la represión de la emoción, llenándose como una frágil taza hecha de papel que espera ansiosa para explotar repartiendo justicia impulsada por la venganza del daño recibido… pero… ¿se llama nobleza lo que aparece después? O es el miedo de conocer el infierno que está en la mente, en definitiva, es “caos” en su forma más visceral que se canaliza por cada punto clave de energía movible del cuerpo, llevando a una autoflagelación constante y perpetua buscando el autoperdon… ¿es esta la iluminación? ¿Será este el significado de que un alma sana habita en una mente sana y un cuerpo sano? Es decir que el problema está hecho de cadenas en donde su único eslabón quebrado es el origen de tan grandioso proverbio, pero… ¿qué pasa cuando este eslabón se quiebra? Solo debo mirar al espejo.
“Reflexiones de una mente nubosa”
la respuesta más simple, “sentir”, me hace sentir cosas que no estaban desde hace mucho tiempo o simplemente nunca lo estuvieron, me hace sentir humano, un poco de todo, como una bomba… como una línea disparada por el sol, es el mar y el horizonte, es la luna y su brillo, el frío, el calor… se puede decir que es sentir las caras de la moneda en un mismo dedo y creo que soy adicto a eso, la adrenalina y la emoción por lo nuevo, por lo no vivido, creo que me estoy volviendo más humano en un mundo lleno de vanidades, intereses y ataduras, además, fue el deseo de tres inviernos pasados en donde el mar era seco, los prados arenosos, en donde el hijo de la negación y la confusión se gestó en un alma que deseaba una mente y un cuerpo, pero que ni la voz ni el sentir se conjugaban, solo había una forma conocida y era la de cortar el aire con los puños, buscar la perfección de todo en un mismo movimiento, eso era sentir…
Quítale lo único que regula a un hombre y enloquecerá, pero dentro de esa locura, de esa fosa oscura en donde los sentidos están muertos, solo el alma creará el camino guiandolo por la senda de la nobleza en todo su esplendor, con todos sus significados, disipando la maldad, los rencores, encontrando el control tan esperado reuniéndose de nuevo con la triada del hombre libre, haciéndolo evolucionar en un nuevo ser en donde toda belleza creada tuvo una hermosa resolución y esta fue sentirme vivo de nuevo.
“El Hilo Rojo”
Irónica la leyenda del hilo rojo, dice que todos estamos unidos por un hilo rojo con aquella persona que estamos destinados a estar juntos, no creo en el destino, pero, ¿qué pasa cuando amas a alguien y todo conjuga creando la tormenta perfecta para el desastre? Quizás después de todo queda el castigo y el recordatorio de que hay una posibilidad de que el fulano destino exista, es allí cuando todo cambia, lo peor es que nos dejamos llevar por la absurda creencia de que el “destino” existe actuando, repitiendo el mismo “modus operandi” de recordar y poner el par de cubiertos de más, la porción extra percatando el frio silencio que queda, es allí donde volvemos a darle la razón al destino el cual tendré la osadía de llamarlo “el maldito recuerdo egoísta de la vida”.
Buscamos aquello que en realidad solo necesita la misera gota de combustible para encenderlo de nuevo, pero que permanece bajo una lluvia constante con torrentes de gotas llenas de ego. Decidir o dejar y entender que la búsqueda propia de la felicidad es un derecho que nace de la valentía de saber que existen unos labios usados con el nombre de un tercero, una piel reseca por la brisa del aliento y de tanto frotar con pasión marcando cada poro con un deseo egoísta del no olvidar permaneciendo en el recuerdo, dejar la cicatriz del amor allí vivido, dándole una patada al cerdo pretencioso del deseo que juega con la razón y te habla al oído para pecar de nuevo al rasgar lo ya cicatrizado.
No todo es tragedia, no todo es tristeza o nostalgia, es la venganza de dejar marcado en la memoria del tiempo que por un momento fuiste libre escupiendo a la cara del ya golpeado “destino” del que hablamos, en pocas palabras, en este papel la dulzura de la libertad fue saboreada. Olvidarla es darle la razón a todo aquel sin alma que camina una ruta establecida llena de comodidad sin aceptar los demonios que viven dentro, que te hacen diferente, único, especial.
Pd: lo volví a hacer “destino”, ya alguien mas no cree en ti, he ganado esta batalla, la guerra está más viva que nunca y aunque perderé por lo inevitable, seré la piedra en tu zapato, la estaca en tu pecho, la tortura de tu control, más adelante te abrazaré, te daré las gracias y me marcharé a donde estés para estrechar tu mano fría para enseñarte que el que tiene la última palabra no eres tú o yo, eso más grande que tú y yo… se llama voluntad.
“El Bastando Silente”
Hoy es uno de esos días en donde hasta los huevos se caen del medio de la mesa, esos días en donde pisas saboreando la locura y dónde ruegas que nada ni nadie se te cruce para no comenzar una guerra sangrienta, lo irónico, es que en estos días hay un ser que no tiene forma, no tiene voz, pero que te atormenta como cual clavo dentro del estómago, te llena la garganta de hilos tan delgados que cortan cualquier metal y te inyecta una dosis mortal de adrenalina que empeora todo lo anterior.
Este pequeño desgraciado habita dentro de todos nosotros, solo esperando el momento para comenzar su sutil ataque, poco a poco prepara la estrategia perfecta para la victoria, te lleva a su terreno, corta tus suministros, golpea tu defensa y con una paciencia diabólica asesta la estocada venenosa que crees resistir, pero, como una plaga, aquel veneno te desgasta de a poco hasta caer en la conciencia un castigo sincronizado con tu respiración.
Maldito aquello que se siente, cuando por aquel monstruo gris y rojo solo lo podemos ver en la penumbra, sonriente, silente y en pleno disfrute de nuestra pena; nuestra única arma. Aquello de lo que carecemos, crear una lanza de nuestra más pequeña fortaleza es como golpear el concreto con un alfiler, pero algo que ese bastardo no sabe es que la humanidad está dotada de un gran arma puesta sobre un altar de piedra en el fondo del bosque nuboso de nuestros miedos, es allí donde la valentía aparece, donde el valor es nuestra armadura y la venganza el impulso para poder buscarla y acabar con todo de una buena vez.
No es filosa, el plomo no es uno de sus componentes, es un artefacto tan sutil y poderoso que ni el más sabio y habilidoso guerrero se imagina, es algo tan aterrador para este diablillo que con una mirada es suficiente para destrozarlo, este objeto maravilloso y difícil de obtener es simplemente nuestro propio retrato.
“Diario de la Bestia”
¿Qué se esconde? Qué se esconde detrás del sinfín de sonrisas hipócritas que dominan el panorama de la expresión, como un simple haz de luz a esta bóveda sepultada en lo más recóndito de mi ser, puede desatar y darle un aire de vida a una bestia cuya forma no es conocida dando terror por conocerla, indudablemente confío en la hipocresía.
Como falso regulador detrás de una aparente paz dentro de un sarcófago lleno de astillas envenenadas, la experiencia sin duda por lo físico deja soltar una misera parte de lo que es capaz de hacer esta bestia durmiente. ¿Qué pasaría si esta bestia consiguiera la salida? Temo al respuesta, no la conozco, bueno… pretendo simplemente no conocerla, es sin vacilar el desenfreno del instinto asesino más peligroso y custodiado que existe, capaz de destrozar hasta al dador de su libertad, esto vive en mí, desconozco si en otro, o siquiera si existe alguno al menos parecido, aunque esta tarea designada solo puede ser llevada por un niño curioso y temeroso a la vez, por un hombre fuerte y listo para luchar con sus manos de ser necesario y por un sabio cuya longevidad le ha dado la virtud de la palabra; todos residentes en una urna que solo los tiempos antiguos pudieron haber forjado sellando con el más fino detalle y la más noble defensa ante la incitación por la guerra en donde la única consecuencia es un lago de sangre putrefacto, mezclado con sueños y lágrimas de dolor.
La libertad es su mayor anhelo pero sin dudas es su más grande maldición, puesto que el conocimiento da poder pero la ignorancia la calma ante la ineptitud novicia, la llave esta forjada y no encuentro el gozo de la bendición o la maldición de ser el portador de este ente destructivo que goza devorando los cuerpos mutilados de sus víctimas con una ferocidad y sed de sangre solo comparada con la del conde empalador, esto es lo único que la mantiene calma por ahora, ya que la paz transmitida por los grandes sabios de eras pasadas es negado por una anarquía llena de desvirtudes y libertinajes paganos, llevando a la autodestrucción semejante a la Sodoma y Gomorra de las historias bíblicas.
Es incierto y concuerdo con un gran sabio que este titán escondido solo encontrará la paz luego de saciar su sed de venganza, mi labor… domar el leviatán del odio mismo y guiarlo hacia su propio renacimiento, ese es mi camino, el camino del guerrero, una tarea que no puede ser asignada a otro ser por su inevitable fracaso, siendo yo el único en brindar lo que mis antecesores me confiaron, la paz en tiempos de cólera.