El Cigarrillo
Aquella noche, esa noche todo transcurrió antes en su imaginación; se vio a sí mismo sumado en la oscuridad inclemente, y llorando entre su soledad invasiva, echado sobre sus melancolías, gritando sus frustraciones, contemplando la noche con un leve color mezclado; un ligero tono de desesperación, y un poderoso verdor de ansiedad, se veía tembloroso, taciturno y miserable…
Lo cierto era, que lejos de estar postrado en su derrota, estaba ahí, sentado, patético, confuso y hartado de sus propias quejas, fumando un cigarrillo eterno y desconsolado, se hallaba lejos de su depresión imaginaria, se veía calmado y acostumbrado ante su situación actual… pobre… no tanto por su estado económico actual, también por su actual dilema, había estado tantas veces en la miseria y la desesperación, que no encontraba lágrima alguna dentro de su pecho seco he inflamable.
Antes se veía llorando por su predicamento sin quererlo… ahora quiere, pero nada sale de su pecho árido.
¿Qué atormenta a éste pobre ser?, ¿Será su pobreza? No, simplemente no le afecta ya, tiene ya años aguantando, no le afecta, ¿será la soledad iracunda que lo rodea? No, eso no puede ser, la soledad es ahora su fiel compañera, y ahora es ella la que lo acompaña a fumar, en noches como esta, ¿será su frustración? Frustración por no poder luchar contra eso que tanto dolor causa… quizás sea así, quizás esto es lo que le duele, pero yo creo que no.
Esta deprimido, porque simplemente ya no puede luchar, días y días y más días ¡Nada ocurre! Siempre lo mismo, más injusticias, su alma está cansada, sus pies le pesan, y su mirada la arrastra. Se acostumbró a vivir a oscuras, y sus gritos ahogados ya no retumban como antes, su sangre sale en polvo, y ahí está él, derrotado en su cama, llorando mentalmente…
Dios sabe cuánto tiempo vivió solo: desde la muerte de su familia -cosa natural debido a la falta de medicamentos-, hasta la partida de sus hijos, su esposa lo abandonó hace mucho años, y la mujer que tanto amo, se fue con sus maletas y también el amor de sus herederos, ¿esto le duele? Ya no, ya no…
Trabajo toda su vida, trabajó sin descanso, el tiempo lo perseguía con lentitud, y sus llamas aplacaban toda arruga, ahora, se postraba cansado, lo alcanzó, está derrotado, la soledad lo aplaca, su economía le advierte que cuándo envejezca no podrá mantenerse, ¿esto le afecta?
¿Dónde irá cuándo ya no pueda levantarse?, ¿quién siquiera sabrá de su muerte?, ¿estará mal por eso? No, está resignado a todo… pobre… ni valentía, ni estupidez, simplemente se resigna.
Ay Dios, ojalá ése cigarrillo fuera eterno, eterno como las penumbras que se acercan para él… y el pueblo Venezolano…