El placer del perdón
Hace muchos años,
para escapar del enojo,
me imaginaba volando,
venciendo dragones y mounstruos,
siendo mi príncesa y heroína.
Hoy,
tomé una alfombra mágica
y volé hasta la entrada,
grandísima entrada de mi corazón.
Descubrí maravillas,
curiosidades,
belleza,
pasión y arte.
No sé ni recuerdo
en qué momento del vuelo
cayo el antifaz que siempre usé,
con el cual,
yo misma había decidido espantarme.
Hoy,
me he reflejado sobre un río cristalino,
y reconozco una sola cosa,
aún sin haberle visto,
ésta cosa es una gran sonrisa,
y es en lo que me convertí.
Ahora,
estoy tan grande,
tan serena,
que ya no necesito un cuerpo,
soy libre para seguir más allá,
de donde los ojos alcanzan a ver,
de donde el sol atrapa la oscuridad,
de donde la luna se desvanece en el brillo nocturno del mar,
pues hay muchos soles y muchas lunas,
y me basta con mis propios grandes ojos,
que también sonríen,
pues ya los perdonaron atodos,
a ellos,
a esos,
a aquellos,
y a sí mismos.
Somos una carcajada en el aire,en el espacio,
en todos lados.
0 Comentarios