SINCERIDAD INFANTIL
En mi aula en 4to grado, cierto día la maestra estaba dando clases y dos compañeros conversaban entusiasmados.
La maestra al verlos pensó que los estudiantes estaban enamorados y manifestó:
– ¡Cómo que hay amor por aquí hoy!
Todos los niños reían y se miraban.
– ¡Vamos a ver!, insistía
– ¿quién hace pareja? y empezó a emparejar a los niños.
– Bueno…, bueno…, María con Alexis, Pedro con Elizabeth, Carlos con Rocío.
Cuando llegó a mi puesto, en lugar de asignarme un novio me preguntó quién me gustaba, yo sin dudar y siguiéndole el juego señalé a un compañero que me simpatizaba, era bien parecido, con ojos azul claro y bien agraciado.
El niño sin dudar señaló:
– ¡A mi no me gusta ella!
No me agradó su sinceridad, me hizo sentir triste en ese momento, baje la mirada y me acomodé poco a poco en el pupitre, nunca se me olvidó el incidente. Después entendí que éramos niños, comprendiendo que así son ellos: claros, espontáneos y muy sinceros.