TE DIRÁN QUE ERES NADIE

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TE DIRÁN QUE ERES NADIE

Como
la hoja que se deja llevar por la caricia del lago,
el viento lleva trozos de tu aroma; partícula de lo inimaginable,
máxima concentración de estrellas y combinación de todo lo mejor
de cada una de las civilizaciones;
pero que un día ya dejó de reconocerse a sí mismo.

Es que nos han dejado diseminados los obstáculos
al más puro arte de la guerra
y disfrazaron de “prudencia” el hecho de que tu lengua/león fuera domesticada,
no sabiendo que tarde o temprano todo rugido se
eleva
desde tu cama, desde
tu silla de ruedas,

desde tu visión herida,
desde tu columna fracturada,

desde la cicatriz con la que naciste y has estado
maldiciendo,
créeme; al necio se le agotarán las opciones
y deberá escuchar.

Entonces las dudas estallan mientras a la noche

le arrojas semillas/lágrima…

¿Quién dijo que sus alas no son lo bastante fuertes

o que el disparo de flor/vida no llega o el fénix/amor
vuela tan alto

que no hay posibilidad de que puedas tocarlo?.

Y si de la oscuridad nace el quebranto,

hablaré de las luciérnagas;
esas que un día se quedaron a vivir en mi casa

para jamás emprender la retirada;
llegarán hasta cada una de las puertas que las
requieran
y sus historias serán historia dentro de una
historia escrita
a pura honestidad, esa de la que todos estamos
sedientos.

Ahí donde la
umbra es Kraken arrastrando la embarcación al fondo,
sábete antorcha cuyo fulgor habrá de despertar a
otras,
con esa incandescencia de palabra exacta, abrazos en el momento justo

y lealtad inquebrantable.

Pero antes del vuelo del águila hacia horizontes
más lejanos;
esta deberá reconocerse a sí misma
y comprender que todo cuanto le fue dado
ha de cumplir una función; no, no sé cuál sea la
tuya
y ni siquiera conozco la mía,
ahí, desde lo incierto
es donde imagino
que nace la belleza del vuelo.

Querido, Querida:

Sábete quizás grano de polvo
en medio de inmensa playa,
playa en la que habrá instantes que te sientas el
más solitario de todos,
pero si tan sólo uno de sus hijos le fuese arrebatado
entonces no habrá tierra que alcance para recibir
todas sus lágrimas.

Ya sé que a punta de golpe y palabra te hirieron,
que has sido subestimado,
que has sido ignorado,
que has sido despreciado,

que has dado tiempo

a quien sólo quería saber la hora,
que entregaste un corazón hermoso
y te lo han devuelto hecho trizas,
que el daño nubló todo sentido…

Lo sé, lo sé…

Te dijeron que eres un subnormal,
un defecto,
un impuro,
un exiliado,
un extraño,
un estúpido,
un incapaz,
algo que no debió haber sucedido.

Y te preguntas
qué clase de mundo
le hace esto a uno de los suyos.

Querido, Querida:

Eres un enigma,
no podrás ser descifrado
y aquel que jamás aprendió a usar sus alas,
suele tenerle miedo a lo que no entiende.

Sí, te dirán que eres nadie…

 

 

Y eso lo sé porque me fue dicho.


Entonces me senté cerca de la fogata
y estuve escuchando a los sabios,
me contaron que “Nadie” cegó a los ciclopes,
que “Nadie” derrotó a monstruos colosales,
que “Nadie” engañó a las sirenas,
que “Nadie” se carcajeó de la mala suerte,
y que “Nadie” regresó triunfante a su reino
para reclamar todo aquello

que desearon quitarle.

Pero no vas tornarte como los violentos,
no vomitarás el veneno
y no lograrás que el imprudente
contemple lo que tú consideras prosperidad, no;
ellos sabrán de arrancar
y tomar por la fuerza todo fruto
sin comprender el esfuerzo del árbol

y no valdrá la pena desgastarse;

tu palabra es joya que no deberá terminar

en el hocico de los cerdos.


Que triste estará en ellos
ese ojo que contempla más allá
de lo que otros consideran un límite,
pues permanecerá sin abrirse.

Sí, te dirán que eres nadie
pero siéntate a mi lado,

mira la danza de los resplandores
y déjame contarte un secreto:

Ulises, rey de Ítaca, también era “Nadie”.

 




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