“Tocar fondo”
“Tocar fondo”
Nunca en absoluto habia tocado fondo, claro que… El auto engaño suele ser común en el ser humano.
La templanza siempre va acompañada de una sonrisa durante aquellos intervalos en los que el olvido es lo único que le ofreces a la existencia. ¡Frenesí maldito que amé tanto y que me hizo un completo extraviado! y en su fasto cariño que fornico conmigo tantas veces dejó la desesperación de mi desprecio y mi voluntad abatida que flota en el interior de un vaso. Y todo proceso de perdición fue en completo facultativo no obligado.
Mi nombre es Samuel, está por demás el conocimiento de mis apellidos porque para está instancia poco me interesa quién soy sino quién pude ser de no haber sucumbido ante la vida y sus trampas y a mi poca racionalidad para tomar decisiones.
Para entender más claro lo que sucedió basta explicar que llevo conmigo una botella de vino desde hace mucho.
Perdí toda noción cuando empecé a despertar ebrio todas las mañanas y cuando el humo del cigarrillo me formaba una niebla espesa que me impedía ver el paso de aquella construcción a la que llamamos “días”
Mamá buscó rescatarme, claro, nada mas simple y enorme que el amor de madre, mayor aún, acompañado de dolencia cuando un hijo se ha lanzado al precipicio. Mi pequeña hermana dijo que yo era un potencial echado a perder. “Soy por supuesto la decepción en carne viva o lo que queda de viva” fui yo quien se llevo a mamá y fui yo quien ganó el desprecio mudo que sentenció el saber.
Pero claro, no era suficiente, dejar el trabajo marcó un antes y un después, y el desprecio, ¡maldita sea! Es algo que no supe redimir.
Lloré, lloré irremediablemente, lloré con tanta fuerza, lloré de desesperación y de vergüenza, hasta que caí de nuevo de borracho y disipe mí mierda en todo olvido, sí, el escape.
No, nunca toqué fondo, pero ahora, en mis andares de mendigo y alcoholizado, pienso que pude cambiar mucho, hoy aquí tendido sobre la acera, después de haber perdido todo, conozco el día y la hora, y veo lo tarde que es.
E.L.V.