Espejos
Yo no estaba muy segura de irnos a vivir a esa casa, algo en ella me producía escalofríos, siempre pensé que tenía algo siniestro, pero como íbamos a dejar pasar esta oportunidad, una vieja tía abuela de Javier, con la cual él tenía muy poco contacto, y yo no tenía idea de su existencia, al fallecer le dejó la casa de herencia, y como ya lo dije, era una oportunidad que no podíamos dejar pasar, el arriendo se estaba acercando y no teníamos con qué pagarlo, ya eran tres meses atrasados y nos iban a echar a la calle, así que Javier estaba pletórico, no podía creer su buena suerte, yo no estaba tan segura, realmente.
Al principio todo transcurrió de manera normal, aunque, siempre me llamaba mucho la atención la pintura que estaba al lado del espejo, ese hombre era la viva imagen de Javier, sólo los diferenciaba el color del cabello, el uno era rubio y el otro castaño, pero lo que más me inquietaba no era eso, sino la hermosa mujer que estaba con él, Javier siempre bromeaba que el buen gusto por las mujeres era genético, se que suena extraño y hasta loco, pero si la miraban por mucho tiempo podías sentir que tenía vida, muchas veces pensé que miraba a Javier de manera especial y cuando yo estaba sola, sentía el odio en su mirada, sí lo sé, es raro pero, eso me ponía nerviosa.
Después de algún tiempo diría no sé, al cabo de tres o cuatro meses, empecé a tener pesadillas, soñaba que la mujer del cuadro nos observaba desde el espejo y llamaba a Javier de manera insistente, le pedía que la acompañara, al principio no le prestaba mucha atención a esos sueños, se lo atribui a la desconfianza que me producía dicho cuadro, pero al cabo de unos días, después de tener esos sueños, al abrir los ojos, escuchaba pasos en la parte de abajo
y muchas veces encontré algunos objetos un poco corridos de su lugar.
Javier decía que eran sugestiones, que debía dedicarme a hacer algo en mis tiempos libres, arreglar el jardín, pintar, leer, mantener la mente ocupada, y que dejara de mirar ese cuadro que me iba a terminar enloqueciendo.
Cierta noche, el sueño cambió, yo estaba dentro del espejo, y ella estaba afuera con un cuchillo en la mano, Javier corría por toda la casa, y ella lo perseguía y le decía que si no era de ella, no iba a ser de nadie más, se desató una pelea horrible al otro lado del espejo, ella lo agredía, él trataba de defenderse, al acercarse al espejo ella le enterró el cuchillo a la altura del corazón, yo solo veía todo desde el otro lado de ese espejo infernal, gritaba y golpeaba pero no se rompía, cuando Javier murió ella solo sonrió, me miró, se levantó y volvió a su lado del espejo, cuando pasó por mi lado, solo dijo gane.
Cuando me desperté, Javier no se encontraba a mi lado, me llene de miedo, bajé corriendo las escaleras y lo único que pude hacer fue gritar como nunca lo había hecho, Javier estaba muerto, con un puñal en su corazón.
Ahora estoy encerrada en una clínica de resposo, esperando mi condena, nadie cree que yo no fui la que maté a mi amado, que fue la mujer del cuadro.
Solo espero que me mantengan en este lugar libre de espejos, porque cada vez que veo uno, ella está allí, burlándose de mí, y diciéndome que ella lo tiene ahora y que nunca lo va a dejar ir, que ella ganó y yo perdí.