El autor traza el perfil de ocho figuras significativas en el encuentro del cristianismo con la esencia espiritual de India. Su audaz búsqueda encarna un fascinante intercambio a todos los niveles -personal, cultural, religioso…- que eleva su experiencia a ese sublime no-lugar que trasciende a todas las creencias, a la vez que nos ofrece una meditación sobre la comunión de los santos, la noche y los confines de la humanidad.
Su indagación fue a través del silencio de la vida contemplativa, como Henri Le Saux (Abhishiktananda) y sus discípulos Marc Chaduc (Ajatananda) y la hermana Thérèse, carmelita de Lisieux. La inspiración de Abhishiktananda también tuvo continuidad en las hermanas Vandana Mataji y Prasanna Devi, está última ermitaña en Girnar. El padre Giorgio Bonazzoli acudió a India en pos de una profundidad religiosa por medio del estudio y el conocimiento, jñana, que no había encontrado en Occidente. Dos grandes protagonistas descendieron a las profundidades de la humanidad mediante la acción benéfica: madre Teresa y Pierre Ceyrac, quien precisamente infundió al autor su vocación sacerdotal.
Ocho periplos, algunos ya conocidos por el gran público y otros no.